El segundo gol es simplemente espectacular. Es la definición de contra perfecta. La verticalidad de Mac Allister, el toque hermoso de Lionel, Julian genial, otra vez Mac Allister con pase milimétrico y Di María de una.
El segundo gol argentino es una obra de arte, TODOS LOS TOQUES PERFECTOS y en el tiempo justo. Arranca en Molina la jugada. El pase de primera de J. Alvarez al vacío (al pique de Maca), es el que termina de desequilibrar el tablero, porque pica el Colorado y ya se ve clarito el 2 contra 1 al entrar Di María solo por el otro lado.
PERO OJO, EL ÚLTIMO PASE DE MAC ALLISTER ES MARAVILLOSO, parece fácil pero no lo es tanto. Es cierto que Di María entraba solo, pero el pase tiene que ir con una precisión quirúrgica, con la fuerza y al lugar exactos. Noten que no es un pase lateral, sino diagonal, hacia adelante, pero apenas, solo lo suficiente. Si iba un metro más atrás, lo obligaba a Di María a frenar la carrera y lo encimaba el defensor (o incluso podía interrumpir el pase). Pero si iba un metro más adelante, Di María no llegaba o lo hacía muy forzado y con el arquero encima. Casi seguro no era gol en ninguno de los dos casos.
Al lugar donde pone la pelota el Colorado, Di María solo tuvo que seguir corriendo como venía, el defensor y el arquero jamás podían alcanzar la pelota y EL ÚNICO requisito restante era que Di María definiera DE PRIMERA y al arco. Lo hizo y la puso al costado de la red. GOLAZO.
Si Lautaro define de primera, era el mejor gol de la Copa.
Así como fue, el 2do debería haberlo sido. Recorrer la cancha entera en 4 pases de primera bien verticales (Messi la tocó 2 veces pero en el aire, así que lo contamos como de primera jaja) es un gol escandaloso, mucho mejor que una tijerita mocha.
Como dije recién, el segundo gol argentino en la Final es una maravilla como jugada colectiva. Pero ojo, la tijera de Mbappé en el segundo gol de ellos, como definición INDIVIDUAL, es monstruosa también, eh. Cualquier otro jugador hubiera tratado de bajar esa pelota y patear al arco de manera tradicional. Podía ser gol igual, pero también daba tiempos a que lo encimaran, tanto los defensores como el arquero. Y ahí las chances de gol disminuían. La definición del negro, en cambio, es genial por lo repentina e inesperada. Son incomparables los dos goles, uno es una jugada colectiva magnífica y el otro una gran definición individual.