El que vio a Gaich con detenimiento sabe que su mayor virtud no era la definición estática en el área - de hecho ganaba poco de arriba pese a su físico - sino la potencia y cierta habilidad para definir en los últimos metros.
Era un gran definidor de contras, con un tranco largo, acomodando muy bien el cuerpo y, sin ser un virtuoso, con cierta lucidez para meter un amague, o pisarla frente al arquero y generalmente definiciones fuertes, a matar. Como los goles que le hace a River o punteandola por abajo a Aldosivi.
Todo el mundo se esperaba el 9 burro y te salía con un pie a pie, o una definición a colocar con el pie abierto. O que en la carrera se lo comían pero aguantaba hasta definir, como aquel gol con estudiantes en sus inicios.
Pero nunca tuvo el olfato de Romeo, el cabezazo de Matos, la definición de Silvera. El que espera ver un Haaland está viendo otro canal.
En el sudamericano por ejemplo no le salía una, hasta que hizo 3