Cuando pasó lo de Giunta a Boca era un pibito y lo sufrí mucho y esta vez casi 30 años después, siento casi lo mismo. Son jugadores y sentimientos que se te desvanecen en las manos, como si fuese agua, o arena que se va, se escurre y es imposible volver a agarrar.
Particularmente creo que idolatría se construye día a día, es como el amor, bah, es amor, y hay que mantenerla, regalarla, alimentarla, cuando se pudre, ya no hay manera de que vuelva a la vida. Creo que por eso nunca más tuve ídolos futbolísticos, son personas y las personas cometen errores, ergo, uno no puede estar fanatizado con aciertos y errores aunque quisiese.
Con lo de Buffa se terminó un ciclo y creo que también los pibes más jóvenes van a repensar mil veces antes de sentir que algo es propio y que merece ubicarse en un altar.
Tal vez esto nos sirve para ser todavía más hinchas de SL, de hecho de el hincha de SL se alimenta de estas cosas para hacerse cada día más grande.
Tremendo golpazo, a reponerse.