Jugador caro, camarillero, irrespetuoso, fiestero (y orgulloso por demostrarlo), 34 años. Y a eso sumale que declaró, una y mil veces, que en Argentina solo juega en Boca.
No, gracias. Ni los bosteros, que son bastante asquerosos, se sienten representados por él. Acá ni loco.