Intentaron hacer algo y se estuvo muy, muy cerca. Pero esta dirigencia peló un nivel de astucia mafiosa tremenda y demostró que manejan el club a sus anchas porque tienen el poder para hacerlo y no se lo van a poder sacar.
Lamentablemente más allá de las frases trilladas de "hay que matarlos", "hay que quemar la vinería", etc no se puede hacer.
Hubo una acción, la gente se movió y logró dar un paso. Pero ganaron los hijos de puta, no hay vuelta, no hay excusa, no hay final feliz. Esta es la vida real, y en la vida real no ganan los buenos.