Ojo, para lo que contestan algunos, aclaro: yo en ningún momento dije que jugamos bien.
Es más, jugamos horrible y como bien dicen pateamos al arco 3 o 4 veces en 90 minutos.
Lo que celebro es que haya cambiado la suerte.
Y como bien dice Dieginho, jamás se puede menospreciar la importancia de la suerte.
Y la suerte es caprichosa a veces, cuando jugábamos mejor, no ligamos.
Y ahora que ya estamos jugando como el orto, la suerte ayudó y ganamos.
O alguien puede negar que con una suerte "neutral" (ni buena ni mala) contra Aldosivi, Estudiantes (que erramos un penal), Independiente (que erramos otro penal), Huracán (que erramos goles insólitos sobre la línea del arco), Newells (que nos empatan con un gol insólito sobre la hora) son partidos que se hubieran ganado.
Ojo, por supuesto que también hubo errores de San Lorenzo en todos esos partidos y como bien señala Eduardo, no siempre teníamos el merecimiento claro de ganar, pero eran todos partidos que con una suerte neutra, no digo buena, se ganaban sin sobresaltos. Y estamos hablando de que tendríamos 10 puntos más.
Y así como la suerte influye a veces en los resultados, los resultados influyen categóricamente en el ánimo, la confianza y la presión que tienen los jugadores y el DT cuando salen a la cancha.
Incluso en el caso del DT, antes, cuando plantea los partidos y determina las formaciones. No es lo mismo plantear un partido, elegir una formación y salir a jugar, cuando venís de dos victorias consecutivas (aunque fueran de pedo), que cuando venís de 15 partidos sin ganar. Es completamente distinto. Y ese es el círculo vicioso en el que estábamos.
San Lorenzo, repito, no arrancó jugando mal con Almirón, de hecho, después de dos años de Biaggio, todos vimos una mejora en el juego y en el estado físico, había triangulaciones, toques de primera, pases al vacío, todo pintaba para mejorar. Pero los resultados no se dieron, los partidos sin ganar se fueron sumando, la confianza fue bajando y la presión fue subiendo. Y así se hace cada vez más difícil. A tal punto que el juego del equipo fue de mayor a menor y cada vez seguía bajando.
Ese es el círculo vicioso que ahora se cortó con dos victorias al hilo (una de ellas, la de la Copa, fundamental).
Entonces, por el momento hay que seguir ganando, no me importa tanto si no se juega bien, ya llegará el momento de exigir eso.
Hay que meter una racha de triunfos seguidos: si ganamos los 3 que restan, en el campeonato terminamos en mitad de tabla. Y en la Libertadores, clasificados a octavos y después puede pasar cualquier cosa.
Cuando llegan los triunfos, el círculo se transforma en virtuoso, la confianza aumenta y la presión disminuye y las pelotas que antes no entraban empiezan a entrar.
Conseguir eso es lo primero, el buen juego va a ir llegando solo después, por decantación.