Hay un viejo refrán que dice: "El que se va sin que lo echen, vuelve sin que lo llamen".
Nunca mejor aplicado que a este caso.
Pizzi se fue siendo campeón, sin que lo echara nadie. Y evidentemente se quedó "con culpa" por haberse ido así.
Y hoy vuelve, literalmente sin que lo llamen, ya que entre los impresentables de Lammens y Tinelli, todavía no se pudieron poner de acuerdo en encontrar un día que los dos puedan, para juntarse con JAP.
Y es el propio Juan Antonio el que está haciendo todo por venir y ya mandó a su ayudante a ver el partido, cuando nuestros dirigentes todavía están viendo si instalan el Skype o arreglan un par de compromisos más importantes que tienen para poder viajar juntos hasta la lejana Santa Fé.
De hecho Pizzi hasta dejó trascender "que lo económico no será una traba" y que "la situación del plantel no le parece tan mala, que con un par de refuerzos buenos, cree que es totalmente remontable, que se tiene fé".
Falta que redacte el contrato, que lo firme él solo y se venga a Buenos Aires a preparar la pretemporada mientras nuestros dirigentes "siguen viendo qué onda".