El que lo quiera despedir con una ovación (si es que se va, yo no creo que eso pase) que lo haga, está en todo su derecho. Para mí, y esta es una opinión personal desde ya, no ha sido tan importante como se lo pinta, igual todo bien conque haya gente que lo tiene de ídolo. Vino en 2011, rindió a la altura de lo esperado y de lo que se invirtió en él recién en 2014 (acá ojalá se le tuviera la misma paciencia a muchos otros jugadores, especialmente de la cantera), tuvo un muy buen 2015, y el 2016 fue de regular (la primera parte del año) a malo (la segunda). Lo del 2017 lo conocemos todos; nivel bajísimo y estado físico aún peor.
Jamás putearía en la cancha a uno de los campeones de la Libertadores, insisto, se va a quedar así que no se rompan tanto el cráneo. Y si sigue, debería ser con un contrato de sólo un año.