Diego Aguirre será el sucesor del audaz Guede en San Lorenzo, un club que buscará el éxito desde el equilibrio, como en los días de Bauza
Ricardo Caruso Lombardi era el entrenador de San Lorenzo , un club envuelto en cólera en junio de 2012. Matías Lammens , el presidente y Marcelo Tinelli , el vicepresidente primero, heredaron el conflicto existencial de un barrio envuelto en escándalos y un equipo que patea para el costado. La promoción contra Instituto salva al Ciclón del precipicio, lo mantiene en primera con la propuesta de siempre del polémico conductor: ojo clínico, solidez, confianza y de puntín y para arriba.
Los nuevos dirigentes prefieren otro estilo de liderazgo. Y se inclina por una propuesta impensada en ese espacio de tiempo: Juan Antonio Pizzi , un símbolo de Rosario Central, con suerte diversa en varios clubes.El ex artillero crea un equipo de fantasía, aunque acaba la faena con la lengua afuera en los últimos capítulos. Se consagra en el Torneo Inicial 2013, en diciembre de ese año. Es el equipo que representa la antigua frase -y que se mantiene vigente- de la manta corta: atacar mucho y descuidarse demasiado. Se va, cuando nadie lo puede creer: el año que ingresa es el año de la obsesión, la de volver a jugar la Copa Libertadores, que nunca logró.
Causa cierto revuelo la decisión de los jóvenes dirigentes, que se deciden por Edgardo Bauza , un exitoso conductor en la Liga Deportiva Universitaria, aunque de vuelo recortado en nuestro medio. Un fanático del equilibrio, suerte de contrapunto de Pizzi, hoy reconocido conductor de Chile.
"Lo primero que hice fue transformarles la cabeza. Había que empezar a trabajar en la defensa, el convencimiento fue mi primer triunfo", contó, tiempo atrás, el Patón, juzgado por su supuesta afición por la defensa de modo excluyente.
Otra vez, San Lorenzo descubrió el éxito: la Copa Libertadores 2014. El triunfo más grande de su rica historia.También, fue subcampeón del torneo local que logró Boca con Rodolfo Arruabarrena, y clasificó al Ciclón para una nueva Libertadores, aunque de esos detalles se acuerdan muy pocos, cuando la gloria anterior es tan sustancial.La salida de Bauza no supuso un drama interno para un club acostumbrado a los volantazos de estilo cuando se trata de entrenadores.
Pablo Guede , exitoso en Chile, fue el reemplazante con un método que empezó con su receta (fervorosamente audaz) y acabó con el estilo que prefiere el plantel (el equilibrio justo). En febrero de 2016, apenas semanas después de asumir, consiguió la Supercopa Argentina, luego de un cachetazo a Boca. Ese estímulo -de un solo partido-, no lo alivió: luego resultó eliminado en la primera rueda de la Copa y quedó como un golpazo mayúsculo el traspié en la finalísima por 4-0 contra Lanús, de apenas días atrás.Su sorpresiva salida, en realidad, dejó una certeza irrefutable: el nuevo escenario iba a ser conducido por un entrenador que se inclinara por el estilo opuesto. La curiosa fórmula del éxito en la casa de Boedo. Los candidatos conocidos fueron, en un principio, Mauricio Pellegrino (definido como "El Patón chico", según los especialistas) y Diego Cocca (un entrenador que dejó el vértigo por la precaución). Sin embargo,
el Ciclón prefiere buenos conductores aunque lejos de la vidriera principal. El uruguayo Diego Aguirre, de 50 años, es el personaje lógico. Exigente, pragmático. Valiente cuando ataca, cuidadoso cuando defiende. Supo ser un loco por el ataque, cambió con la convicción del paso del tiempo. Recordado por un inolvidable gol para Peñarol en el minuto 120 de la tercera final de la Copa Libertadores de 1987 frente a América de Cali, dirige hace 14 años con cierto suceso, en Peñarol, Qatar, Inter de Porto Alegre y Atlético Mineiro, como últimas escalas.
Solía ser vertical, adhería a la fórmula 4-2-3-1, pero en los últimos tiempos es señalado por su exagerado equilibrio. "Tenemos que intentar jugar bonito, pero más importante es ganar. Lograr títulos", reflexionó, tiempo atrás. Moderno y pragmático, con su manual, rubricaría hoy su llegada al fútbol argentino.
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Tema: Vuelve el pragmatismo: el nuevo giro que da San Lorenzo en la conducción (Leído 2602 veces)
