Decía Churchill que Europa no era capaz de digerir la cantidad de historia que ella misma es capaz de generar. Y es cierto.
Con la caída del bloque soviético han surgido en estos últimos 25 años corrientes nacionalistas muy violentas que tuvieron su punto de salida con la guerra en la exYugoslavia y los enfrentamientos brutales en el Caúcaso (Rusia en su República de Chechenia, Azerbayán vs. Armenia, Georgia vs. Rusia...), sin olvidar las viejas rencillas entre los turcos y prácticamente todos sus vecinos.
Los grupos ultras europeos, especialmente los de Europa del Este (que están entrenados y perfectamente preparados y financiados gracias a las consecuencias del capitalismo salvaje que se practica por esos lares) son igual de violentos que los latinoamericanos, de eso no hay duda, además suelen estar bien organizados en torno a partidos políticos minoritarios o clandestinos que promulgan ideologías racistas, xenófobas y ultranacionalistas que usan el fútbol como plataforma para captar nuevos adeptos, y esconderse detrás de la masa para hacer el salvaje.