Hoy m*cri es presidente electo. Me chupa un huevo.
En la tv pública está María Creuza recordando los 40 años del tributo a Vinicius (los que les interesa búsquenlo en youtube)
Pero hoy lo que me interesa es evocar el día en que, 40 años atrás, uno de mis mas grandes ídolos marcaba un récord hasta hoy imbatible.
Con sus 2 goles a bosta(El Gráfico tituló en tapa "¡Scottazo!") en ese inolvidable 5-3 (los otros los marcaron Premici (2) y Beltrán, aquel que hizo el trío de instituto con Ardiles y Kempes) el Gringo Héctor Horacio Scotta marcó el récord aún vigente en Argentina de 60 goles en una temporada. De hecho el único argentino que superó esa cifra es Messi en el Barcelona.
Quiero compartir este reportaje de El Gráfico Diario:
EL GRÁFICO
"Que mi récord lo haya batido Messi es un orgullo"Julián Martinez 23 de Noviembre de 2015 | 12:00
"Yo lo festejo cada 23 de noviembre", dice el Gringo. Así, hoy se cumplen 40 años de haberse consagrado en el mayor goleador de la historia en un torneo argentino. En aquel lejano 1975, metió nada menos que 60 goles entre el Metropolitano y el Nacional. "El equipo era muy bueno, pero no pudo salir campeón con el Toscanito Rendo como técnico".
Yo los festejo el 23 de noviembre", responde Héctor Horacio Scotta. Pero ¿qué es lo que festeja ese Gringo que quedó inmortalizado entre los corazones Cuervos, entre otras virtudes, por su tremenda efectividad en 1975? Nada más ni nada menos que haber quedado en la historia del fútbol argentino por haber metido 60 goles entre el Metropolitano y Nacional de dicha temporada. A los 40 años de aquella tremenda cifra el santafesino de 65 años recuerda ese capítulo glorioso de su trayectoria que a nivel nacional aún no fue superado y que tuvo que venir un chiquilín rosarino llamado Lionel, para superarlo a nivel internacional. "Mis amigos me dicen que al record me lo batió el mejor jugador del mundo. Asi que mi record lo haya batido Messi es un orgullo. Igual a él le contaron todas las competencias y yo jugué sólo dos torneos y en ninguno salí campeón", cuenta con satisfacción el Gringo, el mismo con su tremenda pegada no sólo hacía enrojecer la garganta de los Cuervos domingo a domingo, sino que mito o realidad, también supo romper carteles de publicidad y unas cuantas redes.
-¿Qué recuerda de ese año en el que quedó en la historia del fútbol?
-Y me acuerdo que hacía como dos goles por partido. El equipo era muy bueno pero que no pudo salir campeón con el Toscanito (Alberto) Rendo de técnico. El Negro (Oscar) Ortiz era un fenómeno, al igual que el Oveja (Roberto) Telch, y yo andaba derecho. La verdad que aprovechaba lo que mejor tenía que era el remate fuerte, entonces le pegaba de cualquier lado. No esperaba llegar al arco como ahora, que no patea casi nadie. Yo le daba de donde podía.
-Pero esos goles no fueron casualidad. ¿Qué hizo posible que haya hecho tantos en un año?
-Yo en 1975 hice 60 goles ayudado por el Negro Ortiz, que era un puntero izquierdo muy habilidoso y muy rápido. Él desbordaba y yo ya sabía adónde ir a buscar el centro. También me quedaba mucho con compañeros como el Mono Irusta (Agustín, arquero), el Sapito (Sergio) Villar con Victorio (Cocco), el mismo Ortíz, y hacíamos tiros libres, centros para que Cocco cabecee, que era casi lo mismo que le pegara con el pie. La mayoría de los entrenamientos, nosotros lo terminábamos media hora después que el resto, hoy eso no pasa.
-¿Cada vez tienen menos recursos propios los jugadores?
-Yo pienso que los chicos salen jugadores como me tocó a mí. Salen solos, porque además creo que también es bueno cuando hacen la suya. A mí cuando (Juan Carlos) Lorenzo me daba una explicación táctica, yo adentro de la cancha hacía lo que sabía. Respetaba las órdenes e intentaba hacer lo que me pedía, pero cuando podía me salía con la mía. Una vez en Sevilla le teníamos que ganar a Jerez de la Frontera para seguir en la Copa del Rey. Hubo un penal y lo erré. Era una cancha chica, tipo la de All Boys y hubo un tiro libre que mientras me ponía para patear, me contaron que el técnico preguntaba: "Qué va a hacer éste hombre? Va a patear el arco desde ahí, si acaba de errar un penal?". La clavé en un ángulo y el entrenador no lo podía creer.
-¿La gran diferencia entre tanta cantidad de goles que se hacían en su época y ahora, es sólo culpa de la táctica?
-No sólo eso. Yo creo que antes la mayoría le sabía pegar a la pelota y al arco, que es lo que intento inculcarles a los chicos. Porque por ejemplo había jugadores como el Toti (Carlos) Veglio que era muy habilidoso, la gente lo disfrutaba, pero cuando él podía pum, le pegaba al arco y la metía. Ahora todo toque, control, que no la tenga el otro, pero se llega muy poco al arco contrario y si encima los equipos juegan con un solo delantero, es casi imposible.
-¿Y a usted qué le significó ese record?
-Y gracias a esos goles, por ejemplo tuve que ir a la selección obligado. Porque a mí no me querían, pero los goles me llevaron. Con mucho respeto por René Houseman, quien se quedó con el puesto porque era un muy buen jugador y un gran tipo que conmigo se portó muy bien. Pero estábamos en la puja y de los 8 partidos que jugué en la Selección hice siete goles y pese a ello para el Mundial 78 no me llamaron. Quizás esa sea mi gran cuota pendiente, porque me hubiera gustado mucho. Yo jugué los Panamericanos en Colombia en el 71 y salimos campeones, pero después no pude jugar ningún otro torneo y me hubiese gustado poder jugar un Mundial.
Cuando le hablan de la Selección, Héctor Scotta no esconde su fastidio. Él considera que tendría que haber estado en el Mundial de 1978, sin embargo los goles que por ese entonces marcaba de a montones en Sevilla no lo convencieron a César Luis Menotti. Aunque haber sido goleador en cinco torneos en el equipo de Andalucía, no fueron en vano para el Gringo que, como en la platea sur del Nuevo Gasómetro, tiene su propio sector en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán de Sevilla.
–¿En España es igual de ídolo que en San Lorenzo?
–Y más o menos eh. La verdad que me quieren tanto que hicieron la curva Scotta en el estadio y jóvenes que jamás me vieron jugar. Asique un buen recuerdo le dejé a sus familiares. Cada vez que voy, me invitan a las cantinas con el plantel actual. Los dirigentes me quieren llevar al palco, pero no voy porque tengo que ponerme traje y no me gusta. En España tengo las puertas abiertas gracias al fútbol. Además mi hija que se fue a vivir allá, tengo mi nieto que tiene 14 años y juega en las inferiores del Sevilla (Valentino Fattore Scotta). Allá le dicen: "pero que sea como tu abuelo eh". Y para mi es un orgullo.
–¿Y qué significa que siga relacionado con San Lorenzo, ahora desde la enseñanza?
–Desde que dejé el fútbol buscaba esto de trabajar con los chicos. Desde el año pasado que estoy trabajando con las categorías 99-2000, 2004-2003 en San Lorenzo, con trabajos con pelota y también organizamos el Recreativo de los sábados que es un torneo interno de todo el año. La verdad que esto me cambió la vida, porque yo estaba en mi casa sin trabajo y a uno le entra un poco la depresión. A mí lo que me gustaba era esto de estar trabajando en el club.
–No es el mismo lugar geográfico y pese a eso. ¿Este club sigue siendo su casa?
–Si, porque desde que vine de Unión de Santa Fe, acá empecé mi carrera profesional. Después cuando volví de Sevilla, por más que irnos al descenso me dolió muchísimo, seguí siendo parte de este club.
–¿Qué le dicen los padres o abuelos de los chicos que ahora le toca dirigir?
–Me recuerdan, siempre. Pero sus propias anécdotas y como está el Viejo Gasómetro de por medio, les genera nostalgia. De hecho a mí también me provocan emociones, porque yo a esa cancha en ese lugar no la cambio por nada del mundo. De hecho, en mi casa tengo un lugar propio donde está la foto del Gasómetro y más de una vez tuve que largar todo e irme a la mierda por la emoción al ver esa cancha. Por eso a mis 65 años, espero ver a la Vuelta a Boedo. No va a ser lo mismo, porque no estará el ruido de las chapas cuando estábamos en los vestuarios, los tablones y todo lo que era, pero igual ojalá se vuelva al barrio porque yo a San Lorenzo lo quiero porque me dio todo. Me hizo jugar en la Selección, irme a Europa, mi familia y por eso quiero que siempre le vaya bien.
EL GRINGO EN NÚMEROS
60 goles marcó en la temporada 1975. El récord vigente los hizo 32 en el Metropolitano y 28 en el Nacional. Ese año el Gringo disputó un total de 46 partidos.
140 tantos convirtió el Gringo con la camiseta azulgrana. Es el cuarto máximo goleador de la historia del Ciclón detrás de Sanfilippo (200), Martino (143) y Fischer (142).
3 títulos conquistó con San Lorenzo: Nacional y Metropolitano de 1972 y Nacional 1974. En 1981, sufrió el descenso de categoría.
Tema: A 40 años de un hito histórico. ¡Grande Gringo! (Leído 1018 veces)
