En charlas de fútbol les he hablado mucho, a amigos y conocidos, de Mirko Blazina. Mi familia es eslovena, y por la fecha (1925) y lugar de nacimiento (Gorizia - Gorica en esloveno-, en ese entonces parte del territorio del Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, luego de la Segunda Guerra Mundial, parte de Italia) y nombre (claramente eslavo), se deduce que Mirko también lo era. Es realmente muy difícil encontrar a otro futbolista de aquel pequeño país y nacionalidad que haya jugado en el fútbol argentino, y que encima se haya destacado en un grande y coronado campeón (yo no tengo conocimiento de otro). Para mi orgullo, lo hizo en San Lorenzo. Pese a que no soy católico ni religioso, una pena ver su tumba en completo abandono.
Es una gloria del Ciclón, se desprende de todo lo escrito en publicaciones históricas y de la época, que indudablemente estuvo entre los mejores arqueros de nuestra historia. Se le debe notificar al club de esta situación para que tome cartas en el asunto.