Estas tres mentiras del fútbol, estos tres mediocres que después de prometer en equipos minúsculos llamaron la atención de un club demasiado grande para ellos, San Lorenzo, en el cual en un caso (Furch) pasaron sin pena ni gloria y jugando casi sin ganas, o dieron lástima del miedo y frío que tenían (Rolle), o directamente fracasaron tan estrepitosa y espectacularmente que iniciaron quizá el segundo peor ciclo de decadencia futbolística del Club y destruyeron la práctica invulnerabilidad del NG recibiendo equipos chiquitos (como Arsenal) y sobre todo del interior (Alfaro "desvirgó" a varios, y a partir de entonces fueron comunes "resultados históricos" que no se habían dado nunca).
Después de haberles sido dada esta oportunidad, que a la postre evidentemente no se merecían y de la que claramente no estuvieron a la altura (todo lo contrario), ¿cuál fue su devolución a San Lorenzo? ¿Agradecimiento, pedido de disculpas, vergüenza por no haber cumplido ni lo mínimo que se esperaba de ellos -y la platita quédense tranquilos que la cobraron toda, y no fueron nada baratos, sino fijense cuántos años tardamos en pagarle la totalidad del contratón a Alfaro, que por eso mismo -para cobrar todo- no se fue hasta que lo echaron, costándonos además de plata el prestigio de perder por más de tres goles y hasta por cinco contra instituciones mediocres como Banfield y Colón de Sta. Fe DE LOCAL -primera vez-)?
No, para nada. Su reacción fue el más profundo resentimiento y, según se hace evidente cada vez que vuelven a encontrarse con San Lorenzo, y es innegable según algunas declaraciones, odio y deseos de venganza. Sino miren como juegan estos dos, Rolle y Furch, cada vez que juegan contra CASLA, parece que tuvieran tres pulmones cada uno, que Furch midiera 2,02m y que Rolle tuviera que pegarle al arco (y bárbaro) la mitad de las veces que agarra la pelota. Y si llegan a hacer un gol, por más que sea el tercero de una goleada, lo gritan como si fuera el gol de Maxi Rodríguez a México. Y desde el banco, "El Predicador" Alfaro, alias el que no sirve para nada sin el caballo del comisario, festeja como solo se lo ve cuando gana esos títulos mentirosos y semirrobados (a veces robados del todo, como la Sudamericana 2007).
Si no como prueba basta recordar lo que jugaron, lo que declararon y lo que festejaron en los dos últimos encuentros San Lorenzo vs Arsenal de Sarandí, pero vamos a centrarnos en el de la Copa Argentina, que es en donde más tinta les dieron los diarios, porque habían ganado algo:
Rolle
Martín Rolle lo confirma: “El festejo fue muy intenso. Nico (Aguirre) es el que pone música. Eramos varios los que estábamos eufóricos, Cachi (Zelaya), Julio (Furch), Iván (Marcone), yo...
(más vale que van a festejar, pero me llamó mucho la atención que las cámaras y los micrófonos no buscaban a Rolle y Furch, sino que eran ellos los que los buscaban, y esto era evidente inmediatamente después del partido, en los vestuarios mientras festejaban, y cuando volvieron en aeroparque; fueron los que más hablaron, sin ser siquiera titulares de ese equipo en el momento, y me llamó mucho la atención que entre los más eufóricos, como
además se encargan de aclarar por si alguien relacionado a CASLA no se había dado cuenta a pesar de su "euforia" tan demonstrativa, siempre hayan estado estos dos ex-jugadores). O sea, podés festejar mucho, sí, y que se note tu especial alegría por haber cagado al club que te dio tu única oportunidad grande en tu carrera profesional -y en la que fracasaste rotundamente y no aprovechaste, por eso volviste a un club chiquito-, ¿pero porqué tenés que hacer declaraciones sobre lo mucho que festejaste y lo eufórico que estabas? Porque además querés que los que te dieron la oportunidad sepan bien de tu alegría por haberlos hecho sufrir.
(
http://www.clarin.com/deportes/futbol/arsenal/corazon-noble-puede-multitud_0_1013298787.html)
Sobre Alfaro (mi contribución a la humanidad en Wikipedia, increíblemente nadie intentó "edulcorar" el segmento):
A mediados de 2005 llegó su primera y hasta ahora única oportunidad de comandar a uno de los cinco grandes del fútbol argentino, el Club Atlético San Lorenzo de Almagro, logrando ganar los últimos dos partidos del Torneo Clausura. Como preparación para el Apertura de ese año, y tras amenazar con renunciar -a los pocos días de asumir- de no llegar al menos dos incorporaciones de peso, los dirigentes le traerían ocho jugadores, y entre ellos los refuerzos más resonantes de aquel mercado de pases: José Saturnino Cardozo y Paolo Montero. También se destacó el esfuerzo económico realizado para asegurar la continuidad de Ezequiel Lavezzi, adquiriendo su pase. Así las cosas, se crearon grandes expectativas, pero luego de un comienzo muy prometedor la campaña terminaría siendo mediocre, alcanzando apenas 28 puntos y sufriendo goleadas históricas ante River (1-5), Banfield (0-5) y Colón (1-4). Esta última caída sería especialmente significativa, ya que fue la primera victoria de Colón en el Estadio Pedro Bidegain y su primer triunfo ante San Lorenzo fuera de casa en 27 años. Durante ese certamen, además, el elenco de Alfaro rompió el récord del club en derrotas como visitante y de goles en contra en torneos cortos, sufriendo 39 (por lejos el conjunto más goleado). Es de destacar que en el campeonato siguiente, en el que Alfaro sólo dirigiría las primeras tres fechas (recibiendo en ellas casi un tercio del total final de goles), San Lorenzo acabaría con la valla menos vencida (14 goles, al igual que el campeón Boca Juniors). A pesar de los cada vez más efusivos pedidos de los simpatizantes azulgranas para que se lo despida, sería sostenido únicamente por el apoyo del presidente de entonces, Rafael Savino, para continuar hasta el año siguiente. De todas formas no duraría mucho más, ya que, producto de un arranque muy pobre en el Torneo Clausura 2006, Savino se vería prácticamente obligado a despedirlo por los hinchas y el resto de la comisión directiva. Y si bien durante el torneo anterior el entrenador había manifestado que su renuncia estaba a disposición, en una actitud muy poco usual en el fútbol argentino, se negó a cualquier arreglo intermedio y exigió al club el cobro íntegro de su contrato.