Primero que nada hay que decir que hablar de los árabes como un todo homogéneo es una estupidez. No todos los árabes son musulmanes integristas, no todos pretenden la aplicación literal de la sharia ni avalan los casamientos ni las relaciones sexuales con nenas.
Por eso resulta interesante tener en cuenta que en muchos casos han sido las potencias occidentales las que fomentaron, directa o indirectamente, el crecimiento o la llegada al poder de fuerzas de corte religioso radical, en muchos casos para hacer frente a movimientos laicos que fomentaban el panarabismo.
El caso de Afganistan resulta paradigmático, porque fueron los yanquis los que fomentaron, financiaron, armaron y entrenaron a los mujaidines que combatieron a las tropas soviéticas, y que después desembocaron en lo que se llamó talibán.
Pero el mismo fenómeno aplica al apoyo a Hamas por parte de Israel en un primer momento, como forma de dividir a las fuerzas palestinas, hasta entonces unificadas en buena medida alrededor de la OLP, bajo el mando de Arafat, un movimiento secular, panarárabe. La división es palpable aún hoy, con Fatah gobernando en Cisjordania y Hamas en Gaza.
Lo mismo pasó en Libia, que era hasta ese momento un país laico, de los mas desarrollados del Magreb y de todo el mundo árabe, donde Estados Unidos financió y organizó a sectores integristas y a mercenarios de todo el mundo musulman. Hoy Libia es un estado fallido, sin un estado que puede ejercer control real del territorio, y controlado en buena medida por facciones religiosas.
Ni hablar de Irak, otro país hasta la invasión yanki laico, hoy está dominado por facciones religiosas, y subsumido en una terrible guerra civil confesional.
Pero todavía hay algunos imbéciles que se indignan porque se cruzaron un tipo con turbante caminando por Europa.