Es humo señor, que pueden entender los jugadores a mil por hora, jugando mientras hay un tipo en el banco moviendo los dedos y gritando como un desesperado. El trabajo se hace durante la semana y antes de salir a jugar.
Porque una expulsión, una lesión, una sustitución del rival, una variante en el planteo del otro equipo, o un gol en contra inesperado no pueden cambiar por completo el trámite de un partido, la táctica a emplear, o los movimientos dentro de la cancha...
Y justamente, por el hecho de que los jugadores puedan estar a mil por hora, nerviosos, presionados, o cansados, puede pasar que ni siquiera se acuerden de lo que tenían que hacer en cada ocasión.
Y acá estoy, respondiéndote seriamente como si sirviera de algo...