La solución sigue siendo la misma que hace 10 años y no ha dejado de estar en nuestras manos: no consumir más fútbol argentino en ninguna forma. Pero no un boicot efímero de una tarde, como a los supermercados. Me refiero a no ir más a la cancha, no ver fútbol ("gratuito" o privatizado, da igual) por tv ni por internet, no escuchar los partidos por radio, incluso no debatirlo en foros o redes sociales.
Políticos, dirigentes, barras, cada uno busca su tajada. Sin embargo, tanto antes como ahora siempre necesitan de nosotros, las ovejitas, para sacar la lana. Sin nuestro aporte no son nada. Ojalá fuera posible lo que digo. En 2 meses se les moriría el negocio, por lo menos uno, aunque tan pesado y simbólico a la vez. No sientan que traicionan o abandonan a San Lorenzo, porque para empezar somos mucho más que 11 tipos vestidos de azulgrana corriendo detrás del siguiente contrato. Y sí, hay excepciones, pero lo lamento por ellas. Además, ya ni siquiera nos podemos consolar viendo a los susodichos, puesto que se juega cada vez menos, en cantidad y en calidad. Basta de ser boludos útiles, usemos la cabeza. Que se metan su curro en el orto.
Y a ver si damos un paso adelante como sociedad y terminamos de asumir que a los políticos les importamos menos que nada, sean del partido o "ideología" que sean. Mientras nosotros nos matamos criticando o tapando las bajezas de ambos bandos, ellos se van de puntitas de pie a sus lujosas propiedades, de vacaciones a Dubai y de retiro a Marte. Y ahora saltará el que clame "pero este hizo tal cosa". Sí, seguro, porque le quedaba a mitad de camino de un beneficio mucho mayor para él. Se nos ríen en la cara, nos toman por estúpidos, saben que no haremos nada para cambiarlo.