Cuenta la leyenda, que un emperador Chino qué estaba permanentemente aburrido y triste (según dicen, por la pérdida de su hijo en los campos de batalla), encargó a un sabio que inventase un juego que le permitiese salir de su tedio.
Transcurrido un tiempo, el sabio se presentó ante el emperador, con un juego que se jugaba en un tablero dividido en 64 cuadros (8 x 8), sobre el cual se situaban distintas fichas, que asemejaban el enfrentamiento de dos ejércitos en un campo de batalla. El juego en cuestión se llamó, Ajedrez.
Tan maravillado quedó el emperador con el nuevo juego, que le dijo al sabio que le pidiese lo que quisiese: “joyas, oro, rubíes”; como recompensa por su labor.
Grande fue la sorpresa del emperador cuando escuchó la petición del sabio, ya que éste sólo le pedía arroz.
“Si su majestad no se ofende, quisiera pedirle simplemente que me dé un grano de arroz por la primera vez que un partidario dice 'la llegada de X refuerzo se define en la semana', dos por la segunda, cuatro por la tercera, ocho por la cuarta; y así sucesivamente, duplicando en cada humo la cantidad del anterior hasta llegar así al final del libro de pases.”
El monarca sonriendo ante la insignificancia de su pedido, mandó a sus súbditos a que recogiesen ese arroz de los graneros a fin de dárselo al sabio por su tarea.
Mayúscula fue la sorpresa, cuando le anunciaron al emperador que no alcanzaría todo el arroz del imperio para pagarle al sabio por su labor, ya que la cantidad de granos de arroz a los que se llegaba luego de todo el humo partidario en twitter era de 18.446.744.073.709.551.615.