Mucho dolor, lo quería mucho porque llegué a conocerlo un poco de tanto cruzarlo por la calle y saludarlo. Siempre con una sonrisa y una cachetada afectuosa en la cara. Tuve la suerte de ver el San Lorenzo-River del Clausura 2007, cuando empatamos 0-0 y salimos campeones, en un café. "Un desastre los dos, nene", me contestó cuando le pregunté sobre el partido ni bien había terminado. Me lo dijo cagándose de risa, como siempre, como era él.