Justamente es porque no debería haber lugares públicos. Lo que es público termina siendo tierra de nadie en este país. Esto era más fácil: es privado, por ende lo que se rompe se debe reponer. Si no, multa. O si no, más fácil: el Liceo arregla con la Ciudad un precio para alquilarla y hacer los festejos, y en caso de romper algo, reponerlo.