"Trilogía de Auschwitz", de Primo Levi.
Una obra imprescindible en estos tiempos de banalización del mal que significó el nazismo. Levi fue un químico italiano (y "torpe partisano" según sus propias palabras), que fue hecho prisionero a finales de 1943 por las autoridades fascistas italianas, y puesto a disposición de las SS, que en diciembre de ese año le trasladaron a él y a otras 600 personas más a Auschwitz. Dos años después pudo regresar a casa. Solo 3 personas de esas 600 que le acompañaron en el viaje de ida pudieron volver a sus hogares. Según datos extraídos de las propias fuentes del campo de exterminio, aproximadamente un 80% del convoy en el que viajaba Levi, fue asesinado pocas horas después de llegar a destino, incluyendo mujeres, niños y ancianos.
La trilogía está conformada por "Si esto es un hombre", un relato pormenorizado de la vida en el campo, o mejor dicho, de la "no vida". Una historia detallada de las insoportables condiciones en las que trataron de sobrevivir decenas de miles de personas envilecidas, sometidas a tratos inhumanos imposibles de asimilar, y disminuidas a la categoría de subhumanos.
El segundo libro se titula "La tregua", y narra las peripecias del viaje de regreso a Italia, que duró más de medio año, tras la liberación del campo por parte de los soviéticos. El relato se centra en variopintos personajes que luchan por recuperar su dignidad dentro de la tediosa y surrealista burocracia de la antigua URSS, que les obligó a recorrer media Europa en tren antes de volver a sus hogares. La estancia prolongada y forzada en la localidad bielorrusa de Starye Doroghi ocupa gran parte del texto. A destacar el episodio del increíble asalto llevado a cabo por ebrios soldados soviéticos del cine improvisado de la localidad, llevado precisamente por ellos mismos para entretener a los exprisioneros, en mitad de la proyección de una película, en el que intentaron acceder al pabellón de las mujeres, ubicado en el edificio. Las pobres muchachas se salvaron por la acción valerosa y afortunada de un grupo de italianos que cortaron todos los accesos a la planta superior del lugar como si de rechazar un asedio medieval se tratare.
El tercer libro se titula "Los hundidos y los salvados", un ensayo en el que Levi hace una profunda reflexión de cómo es posible que el ser humano pueda alcanzar las cotas de maldad a las que, en pleno siglo XX, llegaron los nazis. En la parte final, el autor comparte una mínima parte de su correspondencia con ciudadanos alemanes, muchos de ellos sinceramente avergonzados, otros dedicados a la autojustificación pusilánime.
De la mano del impresionante "Archipiélago Gulag" de Solzhenitsyn, una lectura que debería ser obligada en los colegios. Levi, que murió en extrañas circunstancias al caer (el dictamen oficial habla de suicidio) por el hueco de la escalera del edificio donde vivía en Turín con su esposa, utiliza una prosa cuidada y elegante; alejada de lugares comunes y sentimentalismos superficiales a la hora de narrar lo vivido, lo sufrido y también lo perdonado.