Hay mucho enfermito suelto en los medios de transporte en horas pico, lo veo a diario. Sin embargo, tampoco faltan las minas con serios complejos y enfrascadas en un odio retroactivo contra el sexo masculino que no tenemos por qué sufrir los hombres que viajamos tan mal como ellas y no podemos cortarnos los brazos, ir mirando al suelo o tomar chiquitolina antes de subir a la unidad. También estamos cansados, sólo queremos llegar a casa y descansar. No nos interesa cogernos a cada mina que se nos cruza, ni las miramos con intenciones perversas y a veces ni las miramos, porque no todo gira en torno a ellas.