Tarantino y todo el equipo se divirtieron y nos dieron una película que se disfruta mucho más la segunda vez que la primera (sí, ya la vi 2 veces).
Un deleite ver a Di Caprio encarnando al patetismo de un actor que sabe que está en su ocaso pero es un luchador y está dispuesto a entregarse con todo para prolongar su éxito personal. La oscuridad interna de su personaje, la externa del personaje de Pitt, que mientras tanto lo da todo para proteger a su amigo/empleador. Es un personaje que me recordó bastante a su Tyler Durden, solo que en una narración de otro tipo.
Y sobre todo tenemos la historia que nos quieren contar, la de Hollywood, el verdadero protagonista, con sus estrellas de una época que para ese entonces ya estaban en declive, otros astros ascendentes y con una narración hecha con recursos y protagonistas emblemáticos de los últimos 30 años.
Un detalle que me llamó la atención es que en uno de los flashbacks (el de Bruce Lee, genial) había un cartel de la película Tora! Tora! Tora!, de 1970... y el flashback tiene que ser previo a 1969.
No es una película para poner notas, sí para disfrutar. Las actuaciones, la música, la fotografía, las transiciones, y para los que simpatizan con Tarantino, las tarantineadas, valen la pena. El subtexto siempre es ingenioso pero a la vez no demasiado oscuro (el diálogo de Rick con la niña actriz, la salida en ambulancia del doble de riesgo mientras el actor protagónico recoge los frutos, el mismo título del film), narrativamente es muy clara pero se disfruta más mientras más se conoce del Hollywood de los '60.