El Tucu fue un jugador de excepción. Un tipo con características incomparables. LLegó a jugar de mediocampista, el 10 de entonces. Un maestro en estar siempre donde debía, esas cosas que uno desde la popu piensa que debe hacer el tipo. Lo vi desde prácticamente sus comienzos en el Ciclón en 1963. Jugó en los Carasucias donde junto al Oveja parecían gente grande en medio del desparpajo irreverente del Loco, el Bambino y Casita (Popoff).
Creo que descubrí el fútbol viendo ese equipo formado por pibes apenas algunos años mayores que yo. Diría que mi debut como hincha fue viendo y disfrutando de lo que venía de la cancha. Y el Tucu ya era un veterano de 22 añitos.
Creo que lo tengo en el podio Cuervo, Argentino y casi en el mundial.
Llegó a jugar hasta de arquero. En el Mundial de Inglaterra del 66 los centrales eran él y Roberto Perfumo. No se si alguna vez hubo algo así, dos señoritos exquisitos jugando y más exquisitos cagándote a patadas.
Altri tempi. Crecí con un fútbol en el que, desde la existencia de las tarjetas, ninguno la pedía mariconamente para un rival. Fútbol del que admirábamos jugadas maradonianas y no recuerdo que se aplaudiese un rechazo al lateral.
Y en ese fútbol creció Rafael y nos enseñó la belleza y el coraje en ese juego.
¡¡¡VAMOS RAFA, POCOS COMO USTED SABEN LO QUE ES NO DAR POR PERDIDA NINGUNA BOCHA NI NINGÚN PARTIDO!!!