En 1978 se votó la Constitución, 3 años después de que muriera Franco. El 60% de los catalanes, y del resto de españoles, que hoy tienen derecho a voto, no votaron esa Constitución.
Cuando ustedes, el PSOE, junto al PP reformaron la Constitución para priorizar el pago de la deuda sobre cualquier otro gasto lo hicieron en dos días sin consultarle a nadie. Se ve que en ese momento, como eran de los tuyos, no te sentías ciudadano de segunda y no te importaba participar y decidir.
Les importa más Cataluña que el gasto en educación, en sanidad, en jubilaciones o que la reforma laboral.
Yo me quedo de piedra cuando se usa el argumento de que la Constitución Española es menos legítima porque se votó tres años después de que muriera Franco. Argumento muy usado por esa "nueva izquierda" que de izquierda tiene poco por cierto, para disminuir un sistema que no les gusta simple y llanamente porque no les da el poder, que es lo que buscan. Es tan absurdo, para que te des cuenta, como si se dijera que la Constitución de Estados Unidos es menos Constitución porque se aprobó poco después de su independencia de un rey tiránico, o que la de Alemania, porque se aprobó poco después de la muerte de Hitler, o que el gobierno de Alfonsín fue menos democrático porque ganó las elecciones solo meses después de la caída de la Junta Militar.
Me temo que desconoces los modos de revisión o reforma de la Constitución. Hé ahí la base del problema, de tu problema. Para cambiar determinados aspectos de la Constitución es necesario un proceso de revisión, es decir, disolución de la Cortes, doble referéndum, elecciones... Si queremos cambiar los artículos 1 y 2 de la Constitución e incluir que los pueblos de España tienen derecho a la autodeterminación, pues hay que seguir ese procedimiento. ¿Y por qué? Pues porque forma parte de los artículos considerados como la base de la Constitución, que como es lógico y deberías saber, no son todos.
Modificar el artículo 135 no requiere de ese procedimiento, como tampoco lo requería el artículo 13 (equiparación de derechos entre españoles y extranjeros), y por mayoría cualificada del Congreso y Senado se hizo por medio de un proceso de reforma. Por cierto, para terminar con la tergiversación de la realidad me gustaría añadir que el famoso 135 reformado no dice que hay que priorizar el pago de la deuda por encima de los servicios públicos, eso es falso. Se dice que el país tiene que pagar sus deudas, como es lógico, y que debe destinar recursos para ello cuando toque, exceptuando tiempos de recesión económica. Es decir, obliga a las administraciones públicas a respetar un déficit mínimo, siempre dentro de un límites y siempre cumpliendo una serie de requisitos. Quien diga que ese artículo reformado sostiene que primero hay que pagar la deuda pública antes que los servicios públicos sencillamente miente, o ignora la realidad. Si a alguien no le gustó, pudo castigar a los protagonistas de ese cambio en las siguientes elecciones generales, y así se hizo. Esto es democracia. Por cierto, desde 2011 hasta ahora, el estado español sigue incumpliendo esa obligación, y Cataluña es la que más incumple de todas las autonomías.
Las Constituciones democráticas más antiguas del mundo no se retocan desde hace décadas, y nadie pone en duda ni su legitimidad ni el funcionamiento del sistema. Una Constitución de menos de 40 años se puede cambiar, obvio que sí, pero se tiene que cambiar tal y como se redactó, por consenso de todos los ciudadanos españoles. En la redacción de la Constitución Española y en sus debates participaron en total libertad nacionalistas catalanes, vascos y gallegos, jugando los primeros un papel importantísimo en su aprobación.
Entre 1976 y 1982 los españoles votaron en dos referéndums nacionales -uno en 1976 y otro en 1978-, tres elecciones para elegir diputados y presidente -en 1977, en 1979 y en 1982-, una elección para intendentes -en 1979- más los referéndums para aprobar los estatutos de autonomía de Galicia, Euskadi, Cataluña y Andalucía -las autonomías por entonces más avanzadas e importantes-. Todas esas convocatorias electorales se realizaron con total y absoluta limpieza, cumpliendo los requisitos internacionales, dando la voz al pueblo en absoluta libertad. Esos años tuvieron momentos grises, sin duda, pero predominaron los brillantes, tanto es así, que aquí estamos debatiendo, aunque algunos con menos argumentos.
Habría que preguntarle mejor a los líderes independentistas en Cataluña acerca de qué les importa más: si la independencia o que Cataluña sea la región en la que más ha subido el paro en el último mes; si la independencia o que desde hace meses se pagan los salarios de los funcionarios gracias al estado; si la independencia o que los dos bancos más importantes de la región se hayan ido a otros lugares de España ante la deriva actual; si la independencia o que Cataluña sea la región con más deuda adquirida con el estado -52.000 millones-; si la independencia o que del último fondo de reserva nacional de ayuda a regiones Cataluña se haya llevado más de 30% por sus acuciantes necesidades; si la independencia o que Cataluña haya pasado de ser la primera región que más aporta al estado, a la segunda posición-superada por Madrid- por primera vez en la historia democrática, y con Baleares pisándole los talones; si la independencia o que las reservas de hoteles y turistas hayan caído más de un 30% en dos meses; si la independencia o que Cataluña ya no sea sede social o fiscal de 2.000 empresas que se han ido en mes y medio.
Todavía me acuerdo de cuando el gobierno nacionalista catalán en 2011, cuando las masas rodeaban el Parlament protestando por los recortes sociales, enviaron a pegar palos a la policía autonómica de manera inmisericorde, provocando más detenidos y heridos que en la fatídica fecha del pasado 1 de octubre. También me acuerdo de cómo el presidente nacionalista solo pudo entrar en el recinto parlamentario a través de un helicóptero (recuerda a algo ¿verdad?). Pero bueno, que la realidad no te haga perder un buen titular, o un mal relato...