El caso de Teodosic sirve de muestra para mucha gente que cree que los cracks en todos los casos son cracks desde la cuna: fue un base promedio en las juveniles serbias, sin pena ni gloria, y se destapó ya de grande.
Otro caso similar es el enorme Dejan Bodiroga, al cual aún Facundo Sucatzky le agradece que no le hayan dado una sola pelota estando posteado en el partido por el bronce del Mundial Juvenil de Edmonton. Bodiroga dos años después, y ya desarrollado, la rompía a colores en el Stefanel Trieste.