Que tristeza me da cada vez mas este bendito futbol argentino. Estoy cada vez más convencido de que me tocó, con 29 años (y ni hablar si sos más chico), la peor época para ser hincha y querer ir a la cancha. Y no por seguridad, porque claramente no era un juego de niños ir a la cancha en los 80 y 90, y mucho menos iba "la familia", como nos quieren hacer creer idealizando un pasado donde los fines de semana coincidían en la misma ciudad y a la misma hora las hinchadas de San Lorenzo, Racing, Boca, Estudiantes, Gimnasia, etc. O los Sábados las de Chaca, Quilmes, Morón, Los Andes, Chicago, Brown... No me imagino a las abuelas (?) en ese ambiente. Y así y todo hubiera preferido vivir eso, con visitantes ilimitados. Y que no sea noticia que vamos a ir a copar La Boca o la Quema, sino saber cuándo salen a la venta (o sacarlas el mismo día).
A eso le sumo cómo cambio nuestra hinchada en particular, siendo 2012 el último eslabón digno de nuestra verdadera idiosincracia. Y, ya en general, la fiebre de los celulares y las redes sociales terminaron de pelotudizar a la gran mayoría de la gente. Qué se yo, merece un análisis sociológico más serio que lo que puede volcar acá este servidor.