En mi caso personal, ni me enojo ni le pido que se disculpe. Pero insisto por enésima vez que la pelotudez corre por cuenta de él, al emocionarse (aun hoy, que ya sabemos lo que pasó) con una definición de descenso totalmente viciada y turbia.
Alberto lo presenta como la lucha épica entre David y Goliath y omite decir (por pura ignorancia evidentemente, ni siquiera sabía en qué año pasó) que en aquella oportunidad Goliath era Argentinos, el club de Suárez Mason, hombre fuerte de la dictadura que gobernaba el país, que días antes del partido decisivo consiguió un punto en los escritorios por un dóping truchísimo de un jugador de Talleres de Córdoba, que había pertenecido....a Argentinos Juniors....