La Argentina Autodestructiva• Por Florencia Guerrero | LECTORES@VEINTITRES.COMUn país que devora a sus ídolos. Indiscutidos en el resto del mundo, los íconos nacidos en el país reciben críticas furiosas. De Borges y Favaloro a Messi. Exitismo y frustración nacional.Ser Dios cotiza en baja. Por estos días, como si el desparramo de feligreses por la crisis de las instituciones que avizoró el nihilismo fuera poco, la fe ha demostrado no saldar sus cuentas con justicia. Entonces, si el señor que mandó a cruzar con éxito el Mar Rojo no acompaña, la voracidad de los fieles irá generando nuevos ídolos a los cuales reclamar sus entrañas. Así las pasiones, no parece raro que a partir de la dimisión de Lionel Messi a proseguir hacia el objetivo último (¿cuál?, ¿de quién?), nuevamente se alzaran sus detractores –alguna vez adoradores– con el odio y las garras renovadas. ¿Somos un país que indefectiblemente devora a sus ídolos?
"Borges cagón, nunca escribiste una novela, nunca ganaste un Nobel, nunca un pase a Bioy, te comiste a Kodama", escribió el lunes 27 un irónico twitstar. Desde el anuncio de renuncia, tras la derrota en la final de la Copa América frente a Chile, la catarata de enardecidos no cesó. Periodistas, deportistas y millones de usuarios de todas las redes sociales pasaron del aliento al insulto. "Cagón", "Pecho frío" y otras delicias fueron los calificativos con más menciones en la web.
Entonces, la vida fue una vez más como en Los juegos del hambre, donde los mismos "tributos" (líderes) idolatrados, modelos y ejemplos del mundo, son los que muestran sus costados pueriles. Cantantes que suben a escena bebidos (solo eso con suerte), que no tienen buen humor y aborrecen el momento "selfie" con el fan. Deportistas que salen a bailar, fuman y duermen con botineras. O peor aún, que vuelven con las manos vacías, cuando millones suponían que pasaría lo contrario.
Una reciente encuesta exhibe una valoración y admiración casi unánime sobre el Diez del Barcelona: Messi resultó elegido como el mejor jugador de la historia del fútbol a nivel mundial, pocos puntos porcentuales por encima de propio Maradona. Es entre las mujeres (52,3% vs. 33,6%) y entre los más jóvenes, principalmente menores de 24 años, donde Messi marca la diferencia con respecto a Pelusa. Pero la mayoría de la gente cree que se lo reconoce y valora más en España y el resto del mundo que en la Argentina. Los datos surgen de la encuesta sobre "Copa América 2016", que la consultora Cicmas realizó en el Área Metropolitana de Buenos Aires (Ciudad de Buenos Aires y 24 partidos del conurbano), a través de su exclusivo sistema de relevamiento, EnQuestapp.
"El ganador es el mejor. Esto distorsiona la génesis del deporte, que no está hecho solo para ganar. La sociedad deportiva o futbolera permitió instalar la idea del triunfalismo, lo que hay que premiar es otra cosa en la búsqueda del triunfo: no hay nadie que no lo tenga como objetivo final, pero hay muchas instancias intermedias igual de valorables en las que yo me detengo", analizó el ex jugador de San Lorenzo y actual periodista Damián Manusovich. Según el deportista, otros factores influencian el vaivén en el termómetro de la idolatría: "Hay ciertos personajes que son hasta pornográficos, que cuanto más escándalo hacen, aunque digan pavadas, más se repiten. Hay algunos dispuestos a cualquier cosa por ocupar un lugar. Intento pensar bien de las personas y no creo que piensen lo que dicen, me resulta bastante extraño que caigan en cuestiones tan ridículas".
Sin embargo, más allá del lugar prominente que Messi ocupa en la historia y el presente del fútbol argentino, la singularidad reside en que el astro argentino es más admirado en otras partes del mundo que en su propio país, un dato que no escapa ante la generalidad. "No sé por qué la Argentina expulsa. Y no lo hizo solo con Borges", escupió este mes María Kodama, heredera de uno de los escritores más lúcidos que haya dado la verba argenta, desde Ginebra. Allí eligió recordar con honores los 30 años de la muerte de Jorge Luis Borges, quien eligió esa ciudad para morir y ser enterrado. La mujer eligió este año para señalar que en Estados Unidos, Francia, España e Italia adoran la obra del escritor, pero eso no pasa en la Argentina.
Parece que el exitismo es eso, una extraña creencia de nuestra cultura, que consiste en pensar que el éxito está reservado para un pequeño grupo selecto. "Si creemos que somos los mejores en el fútbol, en la literatura o en la salud, como en el caso de (René) Favaloro, y tenemos al mejor del mundo, es imposible pensar en la alternativa de perder", explica el sociólogo Santiago Gómez, director de Decidir Vivir Mejor y del Centro de Psicología Cognitiva. Será entonces que nos generamos ídolos con pies de barro, o que ese lodo nos tapó la mirada ecuánime sobre lo obvio: en un juego, como ante un hit, el éxito nunca está garantizado. Siempre se puede terminar cebollita, aunque al cortarla al medio nos toque llorar a mares.
Pero no es el deporte el único ámbito ingrato. "Con Charly o Luis (Alberto Spinetta) pasó un fenómeno parecido: siempre fueron criticados por h o por b. Andá a escribir como ellos antes de criticarlos sin saber tocar una nota. ¿Y quién dice que esas reacciones no les duelen? Todo eso afecta a los artistas. Recuerdo que Charly decía: 'Una gota de odio, en una olla llena de amor, te caga el guiso'. La mala leche les duele a todos", explicó Sergio Marchi, periodista y biógrafo de músicos, que insiste en borrar del mapa de la validación el compromiso ético que muchos arrogan a los ídolos. "El compromiso de los artistas es con el arte. ¿Quién dice que además de hacer música de los dioses, tienen que tener vidas ordenadas?".
Es por lo menos extraña nuestra manera de procesar las victorias y ¿errores? de aquellos objetos de nuestro amor platónico. Ser cebollita no es tan malo, irse sin un campeonato ganado no es la muerte de nadie y volver a empezar tal vez cueste el doble, pero puede ser una oportunidad. Si hasta el gol con la mano "heroica" ante los ingleses que hizo un tal Maradona parece obturado, por momentos, por sus escándalos amorosos o por no llegar a la medida de "ejemplo" total. Y para qué tal cosa, si el tipo sólo quería jugar –y ganar– a la pelota.
Ocurre que para ser reconocidos parece condición que estos talentosos, además, resulten modelos a seguir. Tienen que ser diez en todo: pareja, amigos, familia, costumbres, y así con todo. Se busca y se exige la perfección del ídolo. "Entonces, la frustración aparece cuando encontramos la 'falla' en el ídolo en alguna de las áreas –analiza Gómez–. Por ejemplo, es un excelente jugador de fútbol, pero le gustan las botineras. La frustración genera emociones negativas".
Desde el otro lado de la cuerda, el filósofo y fanático del fútbol Tomás Abraham se despacha: "Por favor, no nos metamos con los genios. Maradona es el único que para mí tiene impunidad eterna: mientras esté vivo, que diga lo que quiera. Yo soy un hincha, a mí lo que me importa es que la selección pueda seguir funcionando con la jerarquía mundial y para eso sería bueno seguir contando con Leo".
Otro para quien el fútbol juega un rol importante a la hora de escribir es el premio Alfaguara Eduardo Sacheri. Amante de Independiente de Avellaneda, el autor tiene opinión futbolera y considera que a Messi se le trata con "crueldad" en la Argentina. "El triunfo de México 86 es excluyente, en el sentido de que cualquier otra estrella que aparece en Argentina termina midiéndose con la vara de Maradona. Lionel tiene éxitos de sobra, y si bien resulta muy emotiva una carta de una maestra o el pedido de millones, él no le debe nada a ninguno", dice el autor de Papeles en el viento. En este sentido, ya en 2014 el sociólogo Pablo Alabarces escribió Machos, héroes y patriotas (Aguilar), donde se mete de lleno en la generación del mito social. Allí explica que la comparación entre los dos Diez resulta imposible porque, más allá del talento deportivo, a Leo le faltan pergaminos para recibirse de popular. "Lo que el relato heroico del deporte argentino espera de él es esa repetición: el héroe plebeyo nacional-popular que llevará la patria a la victoria. Hay diferencias de clase, históricas y políticas que nos limitan", dice el sociólogo.
Tampoco debe perderse de vista cómo la maquinaria mediática opera a favor o en contra, teniendo en cuenta el fundamento lógico del vil metal: "Las decisiones de los deportistas importan porque ellos en sí son marcas mundiales y generan mucho dinero. Más allá de lo que generan con el deporte, sus caras son la imagen de ropa, autos y líneas aéreas. Es decir, son personas asociadas al éxito, ganadoras, fuertes, omnipotentes, invencibles. Recordemos la final del Mundial de Francia 98. Las versiones son confusas y todavía quedan sombras de dudas sobre lo que pasó con Ronaldo, el delantero de la selección brasileña. Se dijo, entre otras cosas, que su principal sponsor había presionado para que jugara, a pesar de un descompensación que sufrió la noche anterior al partido", aporta el licenciado Raúl Barrios, de la Asociación de Psicoanalistas del Deporte Argentino.
¿Será que así opera el karma transnacional (si eso existiera)? Intento tras intento, la selección ha intentado ganar finales, pero sigue participando. Entonces, casi que no importan los cinco balones de oro, el récord de 55 goles que lleva con la camiseta de la selección mayor o que sea el jugador argentino con mayor cantidad de títulos ganados. Aun así, el mes pasado hasta Maradona se permitió decir –frente a Pelé– que Messi no tiene personalidad, como si personalidad y temperamento fueran lo mismo. Pobre Messi, un dios puesto, que a los 29 años está más vivo que nunca. Vivo y lejos .
Ídolos oscuros Informe: Leandro FilozofAsí como a muchos talentosos, ídolos pero no indiscutidos, no se les perdona errar un penal o modificar una línea musical hacia acordes inesperados, a otros se les perdona cualquier cosa. Casi como que mientras más violentas y denostables sean sus acciones, más pudiesen justificarse y defenderse.
Considerado como el principal exponente en la historia del boxeo argentino, Carlos Monzón golpeó brutalmente, estranguló y tiró desde un balcón a su segunda mujer, Alicia Muñiz. Fue condenado a 11 años por homicidio simple –hoy sería considerado femicidio–. Aun así su figura –no solo como deportista, sino también como celebridad y ex pareja de Susana Giménez– siguió ocupando un podio en la cabeza de los argentinos.
Tal vez no en el podio que ocupan figuras como Maradona y Messi, pero Héctor "Bambino" Veira es un futbolista que supo tener mucho talento y también se desempeñó como director técnico. En 1991 fue sentenciado a 6 años de prisión por la violación de un menor, Práxedes (en su momento Sebastián) Candelmo. Esto no evitó supuestos cánticos jocosos y que acumulara horas en televisión y de fama y que se lo presente como una figura simpática del mundo del deporte.
Que Leo sea el 10Por Federico AndahaziVivimos en una cultura monoteísta. Y a Messi no se le pide que sea Maradona, se le pide que sea Dios.
En este sentido opera fuertemente la figura de Maradona. Cuando unos días antes del partido, un tipo con la popularidad de Diego dice "si pierden, que no vuelvan", lo que hace es pegar directo a la moral del equipo. En eso ha demostrado gran maestría.
Freud escribió "Los que fracasan al triunfar" y para mi, en este caso opera a la inversa: los que triunfan al fracasar. Cada vez que Messi "fracasa" en un partido, triunfa en otras cosas. Es insólito que un tipo como él erre un penal, pero para mi hay algo de respuesta a la exigencia generalizada que él mismo sufre.
Como contrapartida, el fenómeno maradoniano en sí es inexplicable.
Cómo ha operado en él toda esa pulsión social para no devorarlo completamente es un verdadero misterio, aunque uno supone que supo capear los varios temporales generando más estridenciasque las que le propinan. Si se lo critica por su familia, por sus escándalos, por cómo terminó en el deporte, él responde con fiereza. Y es en esa virulencia donde, a la vez, se ha vuelto un desmotivador fundamental de la selección nacional.
Ahora bien, si a Lionel se le exige que sea Dios, yo creo que la única solución sería matar a Dios, y con esto no hablo de cuestiones literales.
Tenemos que matar la pretensión social, ridícula, de que él sea nuestro Mesías: dejarlo ser él. Hay que dejar que Leo sea el 10.
• http://www.veintitres.com.ar/article/details/70410/la-argentina-autodestructivaPero esta edición de la Revista Veintitrés bien que vale ser comprada por la nota a Osvaldo Bayer, el viejito piola que todavía sigue dando cátedra. Y porque dice cosas muy dolorosas de la actualidad argentina.
"Lío" solucionado, uf
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