Un jugador distinto, en sus buenas épocas el mejor del fútbol argentino. Un lujo y un gusto enorme que haya jugado en San Lorenzo.
Goles, remate de media distancia, asistencias, lujos, entrega, un jugador completísimo.
La gilada puber se queda con los últimos tiempos.
Pero en la memoria de los hinchas va a quedar su fútbol de alto nivel.