Messi no sigue en el Barcelona porque el club es un verdadero desastre en lo económico e institucional. De todas formas el argentino hace tiempo que viene mostrando su incomodidad en la entidad, por no recordar lo sucedido el verano pasado con el famoso burofax.
Por una vez, las normas en el fútbol español se han cumplido con los más grandes, a los que se les ha ungido erróneamente como los únicos posibles salvadores del balompié hispano; hoy totalmente quebrado, dividido y arruinado. La pandemia lo único que ha hecho ha sido sacar a la superficie lustros de pésimas gestiones y despilfarro indecente.
Messi se va y deja a la Liga muy tocada, a día de hoy sin grandes figuras mediáticas, y con los dos gigantes más pendientes de salvar los muebles con la Superliga fantasma, que de realmente afrontar un saneamiento económico más que necesario.