Un Ciclón para la historia
El paro nacional hizo que la edición de ayer de Olé en papel no pudiera esperar el acontecimiento del día: la definición de si San Lorenzo pasaba a los octavos de la Copa Libertadores, tras haber quedado casi afuera en el partido anterior.
Ni el viento a favor que significó un resultado impensado en el partido Botafogo-Unión Española, sumado a una semana triunfal que lo llevó a la punta del Torneo Final hacían imaginar una epopeya como la que se consumó alrededor de la medianoche del miércoles. El Ciclón, obligado a ganar pero dependiendo también del partido que se jugaba en Santiago de Chile para saber si se clasificaba, produjo uno de los hechos emocionales más memorables de los últimos tiempos. Un Nuevo Gasómetro repleto, aunque los hinchas no sabían cómo regresarían a sus casas porque a medianoche el transporte dejaba de funcionar, palpitó en vivo la búsqueda de la diferencia de goles necesaria al compás de los vaivenes del resultado que llegaban desde Chile. El tercer gol y el final de su partido con ese resultado fueron un enorme festejo, y un estallido desahogado minutos después, cuando terminó el infartante 5-4 que no le alcanzó a Independiente de Ecuador para arrebatarle el segundo puesto a San Lorenzo.
Olé hace hoy algo extraño y excepcional ante un hecho excepcional. La de hoy es la tapa que habríamos hecho, bajo condiciones normales, en el diario de ayer. Sin perjuicio de que en estas páginas referimos los hechos de ayer, incluyendo la definición de otros grupos de equipos argentinos en la Copa, nuestra tapa les devuelve a San Lorenzo y a sus hinchas lo que hubiésemos querido darles hace 24 horas, para el recuerdo de una noche irrepetible.