Steve Davies
La leyenda del hincha que un día fue jugador
La historia tiene ribetes tan insólitos que se convirtió en un documental en Inglaterra porque muchos no la creían cierta.
Alejandro Wall
La leyenda del hincha que un día fue jugador
Steve Davies se hizo hincha del West Ham en 1975, cuando tenía nueve años y vio por televisión cómo le ganaba al Fulham, en Wembley, la final de la copa inglesa. El niño Steve creyó entonces que el West Ham lo ganaría todo, aunque el tiempo le diría que esa intuición infantil era equivocada. Steve creció en la ciudad obrera de Rushden, unos cien kilómetros al norte de Londres, por lo que era un hincha a la distancia; un hincha que, sin embargo, iba a todos lados, que bebía cerveza en The Boleyn Tavern antes de los partidos y quizá después dormía en alguna estación de tren, sobre todo si había ido demasiado lejos para ver al equipo. Era un hooligan. Le decían Steve, el loco, y un día jugó para su equipo.
En el verano de 1994, Steve viajó con uno de sus compañeros de tribuna y su novia para ver un partido de pretemporada frente al Oxford City, un amistoso que no tenía más importancia para los hinchas del West Ham que la de juntarse con amigos a tomar unas cervezas y aplacar el síndrome de abstinencia ante la falta de fútbol. Había unas 2000 personas en la cancha del Oxford. Pero sólo un puñado eran hinchas del West Ham.
Steve se pasó buena parte de ese partido insultando a Lee Chapman, delantero del equipo, y reclamándole al entrenador Harry Redknapp, parado unos metros a su izquierda, que lo sacara. Entre los silencios del partido, se escuchaban los gritos de Steve, apoyado sobre una valla junto a otros hinchas.
En el segundo tiempo, cuando ya se habían hecho todos los cambios y al West Ham no le quedaban suplentes, Lee Chapman se lesionó. El equipo estaba obligado a quedarse con diez jugadores, pero Steve festejó la desgracia de ese futbolista que aborrecía. Redknapp, entonces, lo encaró. “¿Creés que podés jugar tan bien como hablás?”, le preguntó.“¡Claro que sí!” le contestó Steve. El técnico le dijo que fuera al vestuario. Le dieron botines de su talle y el uniforme del West Ham con la 3 en la espalda.
Redknapple preguntó de qué jugaba. Steve dijo que solía hacerlo de defensor, pero ya que iba a tener esa oportunidad quería hacerlo como delantero. Redknapp le mandó a la cancha en remplazo de Chapman. Las piernas flacas, el cuerpo sin fibra, Steve recordó en ese momento las cervezas que se había tomado y los varios cigarrillos que había fumado. Pero ya estaba adentro. Steve cumplía la fantasía de cualquier hincha de cualquier parte del mundo. Salir a jugar para su equipo.
La historia de Steve Davies la contó por primera vez años atrás el periodista inglés Jeff Maysh en Howler, una revista estadounidense de fútbol. Maysh persiguió durante años esa leyenda hasta que dio con Steve, que en 2013 se reencontró con Redknapp en un programa de la BBC. El mes pasado, la retomó Informe Robinson, un programa de documentales que desde 2007 conduce el ex futbolista Michael Robinson en Canal+ de España. Se trata de emisiones de 25 minutos con historias deportivas, a veces sobre superestrellas y equipos poderosos, otras veces sobre héroes anónimos y clubes humildes, todas las veces con una calidad exquisita. “El deporte es un pretexto para contar historias”, explicó Robinson hace tiempo. En Argentina se la puede ver por Youtube.
El capítulo sobre Steve Davies se llamó “La leyenda de Tittyshev”. Cuando el hoolingan saltó a la cancha, pocos se dieron cuenta de lo que pasaba. A los futbolistas del Oxford City les extrañó el aspecto: no parecía uno de ellos. El árbitro, Dermot Gallagher, creyó que era un juvenil que ganaba sus primeros minutos. Sólo los jugadores y el cuerpo técnico del West Ham sabían quién era. Y también los hinchas, que celebraban el debut de su colega. Pero el encargado de anunciar el cambio por los altoparlantes de la cancha no tenía a ese número 3 en los registros y tuvo que preguntarle cuál era su nombre a Redknapp. “¿No viste elMundial?”, le mintió el técnico, “¡Es Tittyshev, el búlgaro!”. Y así lo anunciaron.
Steve –o Tittyshev– se tranquilizó cuando paró la primera pelota y se la dio a un compañero. No estaba tan mal. Pero lo más impresionante iba a llegar después. El West Ham ganaba 4-0 y faltaba poco menos de veinte minutos. Llegó un centro al área del Oxford City y Steve –o Tittyshev– la clavó en el ángulo. Esa cancha se convirtió en el paraíso para ese hooling de nariz torcida que gritaba el gol mientras el técnico le levantaba el pulgar.
Al día siguiente, en Londres, se repetía la leyenda: un hincha había entrado a jugar para el West Ham y había convertido un gol. Aunque sólo unos pocos habían sido testigos de la hazaña. Cuando Steve la contaba lo acusaban de fabulador. El partido no había sido televisado, pero Steve Bacon, el fotográfo que seguía al equipo, había tomado tres imágenes con su cámara. Un diario las publicó. Ahí estaba Steve Davies en la cancha.
Aunque del mito todavía quedaba algo por descubrir. El gol del búlgaro Tittyshev había sido anulado. Tittyshev estaba en posición adelantada. Steve, el hincha jugador, dice que corrió hasta Gallagher, el árbitro del partido, y le gritó: “¡Te cargaste mi sueño, hijo de puta!”. Gallagher se ríe a carcajadas en el Informe Robinson. “El paso de las historias -dice- hace que cada vez sean mejores.”
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Tema: La leyenda del hincha que un día fue jugador. Para morirse de envidia. (Leído 799 veces)
