Autor Tema: Bauza, confesiones de un DT que va mucho más allá del fútbol. EXCELENTE NOTA  (Leído 704 veces)

Desconectado cuervoSLocura

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  • Jurgen Kloppizzi
Esta nota la hicieron hace 1 mes y medio y no vi que nadie la levantara asi que se las dejo por aca, muy buena.

"Mandela, socialismo y literatura: confesiones de un DT que va mucho más allá del fútbol"



En una charla mano a mano, el Patón Bauza reveló su obsesión por el líder sudafricano, sus primeros años en el fútbol y su militancia en el Partido Socialista.

Edgardo Bauza llegó a la concentración de Rosario Central y vio que los más grandes o hacían crucigramas o leían. Su adolescencia no había tenido nada que ver con los libros, por eso, al principio, le pareció más interesante la propuesta lúdica. Hasta que alguien le dio una novela de Sidney Sheldon.

El Patón se cierra un poco el pulóver porque está entrando al césped del Nuevo Gasómetro, donde el enorme frío abarca teorías que van desde la fundación del viento hasta que abajo del pasto, alguna vez, hubo un cementerio. A un costado de la popular local y a cuatro pasos del córner, sobre un verde potente, curioso para el fútbol argentino que tiene las canchas destruidas, hay dos sillas y él se sienta y cruza las piernas y los brazos y en dos párrafos consecutivos combina un libro de José Ingenieros y un comentario sobre Julio Buffarini y la Selección.

El Patón o Bauza o Edgardo Bauza o el cuarto defensor más goleador de la historia de este planeta, ahí mismo, pareciera habitar distintos mundos, pero es uno solo. Y hay que escucharlo con mucha precisión para entender por qué convive en él ser el entrenador que logró la Copa Libertadores que parecía imposible en ese club y la obsesión que tiene hace un año por Nelson Mandela.

- En una entrevista, usted planteó: “Cuando puedo viajo a Europa para ver los métodos de trabajo, pero especialmente para entender por qué el jugador cambia cuando llega allá. Es una obsesión que tengo. Y consulto con varios especialistas. Y la conclusión es que la transformación la da el medio en el que se desempeña”. ¿Qué entiende por el medio?
El medio es el país donde viven. El jugador argentino está acostumbrado a vivir de una manera y, cuando llega a otro lugar, más allá de la metodología de trabajo de ese equipo, tiene otra forma de vida. Primero, está dedicado al cien por ciento a jugar al fútbol. Segundo, no tiene compromisos de vida, que se traducen en amigos, en familia, que realmente condicionan la vida normal. Cuando llega a otro país, se transforma en un profesional: es decir, está 24 horas pensando en eso. El medio lo vuelve.

- ¿Le parece bueno o malo el medio argentino?
Los jugadores se acostumbran a vivir. En Primera, la consecuencia lógica que implican llegar es la notoriedad. Porque el resto es lo mismo. Si sus padres iban a comer los fines de semana a lo de sus abuelos o si un día o dos se junta con sus amigos, sigue siendo igual. Pero todo eso, aunque no parezca, se vuelve presión. Los amigos te dicen “eh tenés que ganar”. Y el tío te dice “eh, conseguime una entrada”. Esto no existe en el exterior: es profesional. Por eso, el readaptarse, cuando vuelven de Europa, les cuesta. Vuelven a vivir todas estas cuestiones y les cuesta.

- ¿Cómo trabaja ese tema con los jugadores?
Funciona natural. Tratamos de advertirles cuáles son las posibles tentaciones que pueden llegar a tener y cuáles son los efectos, más que nada. Sigue habiendo, como había antes, ejemplos de jugadores que quedan en el camino por no tener una vida ordenada. El hecho de poder estar con los jugadores todos los días, verle la cara todos los días, llegás a conocerlo casi como a tus hijos.

- ¿Qué tenía en la cabeza el Bauza de 1977, cuando debutó en Primera?
Esta profesión me llegó por un gran sacrificio mío y de mi familia. Yo no era de grandes virtudes y tenía que esforzarme el doble y quedarme a entrenar el doble. En Inferiores, además, tenía que trabajar porque a mi viejo no le alcanzaba para que yo pudiera comprarme un jean o unos zapatos. Un día me tocó jugar en Primera y para mí fue un premio, pero fue una consecuencia de todo eso. De todo lo que viví, soy un agradecido, pero fue gracias a un gran sacrificio y a un gran deseo de poder lograrlo.

- ¿Quién lo guiaba en ese momento?
Por suerte, tuve grandes entrenadores como Carlos Griguol, que me hizo debutar. Y tuve compañeros que me ayudaron mucho. Estuve con el Cai Aimar poco tiempo, pero estuve. También me enseñaron compañeros como Oscar Craiyacich o José Van Tuyne.

-¿Qué entiende que cambió de esa época a ésta?
Cambiaron las posibilidades. Yo empecé a jugar en 1977 en Primera. En 1978, yo iba a entrenar en bicicleta. Hoy, un chico que debuta ya tiene un auto. Y yo me pude comprar un Renault 12 recién en 1979. Hoy, el adolescente tiene otras posibilidades, por suerte. Puede vivir mejor. Puede adaptarse a un mundo donde la comunicación lo lleva a tener una cosmovisión mucho más grande que la que teníamos nosotros y, si la sabe utilizar, lo va a ayudar a crecer. Pero también tiene muchas posibilidades, mucho más que antes, de equivocarse. Por las cosas que se le presentan.

- ¿En qué realidad futbolera se siente más cómodo?
Más que futbolera, yo tuve una niñez mucho más tranquila que ahora. Yo salía de mi casa y mi madre me decía 'a tal hora tenés que volver' y mis padres no se preocupaban por la seguridad. Hoy tenemos una sociedad que ha cambiado mucho. La inseguridad la tenemos muy cerca. En ese sentido, tuve una vida más tranquila.

- En un momento, usted decidió empezar a militar en política y llegó a ser candidato.
Empecé a militar en un momento en que había demasiadas críticas al jugador de fútbol. Se decía que el jugador solamente corría detrás de una pelota y siempre me rebelé contra eso. El jugador de fútbol, los que tuvimos la suerte de jugar al fútbol, la gran mayoría, piensa en su país, en su ciudad y en su familia. Yo vivía en Granadero Baigorria. Lo que hicimos, dentro del Partido Socialista Popular, con un grupo de gente, fue tratar de sumar un concejal. Yo no iba a ser electo, pero sí me sumé a la lista por mi exposición. Pero di charlas y me ocupé de decir que el jugador de fútbol es un tipo normal.

- ¿Sigue existiendo esa mirada sobre los futbolistas?
Mucha gente sigue pensando eso. Como son privilegiados, como ganan una plata que pocos ganan, siguen pensando eso. Lo que digo es que son elegidos porque el porcentaje de jugadores que empiezan a jugar y llegan a Primera es apenas el tres por ciento, pero te puedo asegurar que, en la intimidad, están tan preocupados como cualquiera por el país. No están ausentes de lo que pasa.

- ¿Cómo empezó a leer?
Empecé con novelas normales. Pasé por la historia argentina para seguir construyendo una mejor imagen de todo lo que pasó en el país. Y últimamente me dediqué a la vida de algunos personajes que para mí fueron muy importantes para la historia del mundo. Ahora estoy en el tercer libro consecutivo que leo sobre Mandela. Para mí fue el hombre del siglo XX. De fútbol siempre leo porque me gustan leer opiniones, pero más que nada estoy en biografías de personas.

- ¿Qué le interesó de Mandela?
Por sobre todas las cosas, su criterio. Cómo una persona puede, pensando en el ser humano y en su país, olvidarse de todo lo que le hicieron vivir. Cómo despojarse del rencor. Me parece que es algo fascinante que alguien pueda superar eso. Siempre me interesó lo que hizo. Toda su lucha, desde el Apartheid hasta que fue presidente. Todo lo que logró. Me parecía una personalidad diferente a la que nos tiene acostumbrados. Empecé a leer de él y terminé leyéndolo a él.


- ¿Y qué se puede trasladar de Mandela al fútbol?
Que los errores forman parte del ser humano, pero que obviamente la lucha por los ideales es algo que fortalece y es algo por lo cual no hay que resignarse. La convicción que a uno lo moviliza es la razón de vivir.


- Mientras dirigía a Liga de Quito, usted escribía mucho. Hasta tenía una página de internet.¿Sigue escribiendo?
Casi nada, pero porque no tengo mucho tiempo. Estoy grabando algunas cosas. No sé si después las desgrabaré haré algo más grande.

- ¿Le gusta ir al cine?
Trato de ir. Realmente, desde que llegué a Argentina, no tengo mucho tiempo. Paso poco tiempo con mi familia y trato de aprovecharlo. Si me toca ir al cine voy a ver películas muy entretenidas para no desgastarme mucho. Pero me gusta mucho.

- ¿Los jugadores leen?
Leen muy poco.

- ¿Y eso es bueno o malo?
Desde mi experiencia, diría que malo. Yo fui un adolescente sin lectura y cuando llegué a concentrar en Primera división había jugadores que estaban leyendo y otros hacían crucigramas. Primero, me enganché con los crucigramas. Después, me enganché con la lectura y con la lectura empecé a descubrir facetas muy importantes. Logré tener una cosmovisión del mundo diferente. Llegué a la vida de José Ingenieros o a conocer la llegada de Perón al poder. Hoy no lo veo al adolescente en eso. Están con la computadora, con los juegos y con la electrónica. Es una lástima que un videojuego atrape más que un libro. Pero no podemos cambiar una estructura que ya viene. En las escuelas no fomentan esto, que antes fomentaban más.

- ¿Qué tan importante es pensar en el fútbol?
Siempre se los digo a mis jugadores: “Un jugador que dentro de la cancha no piensa no puede jugar bien al fútbol”. Esto es una actividad deportiva donde hay movimientos preestablecidos, pero es algo que va cambiando constantemente. Un jugador que no piensa y que no alcanza a darse cuenta de todo esto pasa a ser un jugador limitado. El que más piensa es el que más posibilidades tiene de resolver situaciones. Yo trabajo con una metodología que se aplica para que el jugador sepa entender variantes. Cosas que lo obliguen a pensar.

- ¿Cómo sería esa metodología?
Ejercicios, por ejemplo, de empezar a dos toques, de seguir con un toque, con dos de nuevo. Poner dos jugadores que no se la pueden dar entre sí. Todo para poder pensar y resolver rápidamente. La velocidad es muy importante.

- ¿Algún jugador de los que dirigió le sorprendió por su inteligencia?
Muchos. Sería muy injusto nombrar a uno. Pero cuando empecé, por ejemplo, Ezequiel González y Moreno y Fabianesi eran diferentes. Tenían una inteligencia impresionante.

- Usted conoce todo este continente, ¿cómo definiría al jugador sudamericano?
El argentino, el brasileño y el uruguayo es adaptable a cualquier situación. Digo cualquier situación para decir frío, calor, altura. Los peruanos, los ecuatorianos, los chilenos y los colombianos tienen, por lo general, una riqueza técnica muy visible. Lo que los hace a todos únicos es que son muy competitivos. Ganar, durante toda la vida, pasa a ser algo fundamental.

- ¿En Europa es distinto?
En Europa, desde la raíz, no sucede. Aparece en lo profesional, pero no inferiores. Yo fui a Zúrich y el Grasshoper me invitó a ver algunos entrenamientos. Veía trabajar a los menores y eran chicos que hacían multiplicidad de deportes porque los técnicos decían que no sabían si iban a jugar al fútbol. Capaz terminaban haciendo salto en largo. Yo, en mi cabeza, no lo entendía porque acá todos juegan al fútbol y si no juegan al fútbol se frustran. Para ellos lo más importante era formar al chico como persona. Acá lo más importante de la formación es la formación como jugador de fútbol. Quizás es un error, pero un sociólogo lo podría explicar mejor que yo. En Argentina hay chicos de seis años y padres detrás del alambrado insultando. El jugador sudamericano, por eso, se vuelve ganador.

- Valdano suele decir que los rosarinos son exageradamente argentinos. Usted viene de ahí. ¿El fútbol es una locura allí?
Es así como dice Valdano, pero además hay que aclarar que es exageradamente futbolero. La cultura futbolera es realmente muy grande. La pasión de dos clubes han dividido a una ciudad y viven alimentando eso. Yo tuve la suerte de recorrer el mundo y todavía no he encontrado un clásico como se vive el rosarino. Hasta el grado de la locura.

- ¿Y cómo se siente en esta cultura de locura por el fútbol?
Me formé en ella. Pero cambié mucho. Como técnico sos responsable de muchas cosas y te tenés que aislar de esa pasión y necesitás pensar y planificar y si te invade la pasión te volvés un hincha más. Como técnico no me puedo dar ese lujo. Me despojé de esa pasión hace tiempo, tengo la pasión por el fútbol desde otro lugar.

- Mencionó varias veces a sus papás, ¿cómo eran?
Mis padres me han educado con actos. Eran laburantes los dos. La palabra era algo muy valioso. Los afectos había que cuidarlos. Trabajar y estudiar era fundamental. A mí me tocó jugar al fútbol por esas cosas de la vida y ellos siempre me apoyaron. Pero todos los días de la vida que compartí con ellos me educaron con respeto y con valores.


http://www.goal.com/es-ar/news/4455/primera-divisi%C3%B3n/2015/09/03/14992432/mandela-socialismo-y-literatura-confesiones-de-un-dt-que-va?ICID=SP_TS_8

Desconectado MarianoLM

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La habían subido hace un tiempo. Es muy buena nota. Bauza es de las contadas personas del ambiente fútbol que está bueno escucharlo o leerlo opinar sobre otros temas.
Nunca me voy a separar de vos porque te quiero.-

Desconectado José Cuervo

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Un amigo mío , es amigo del Paton , de Alcorta , Santa Fe , cerca de Baigorria . Todos jóvenes militantes con mucho ideales , honestos y preocupados por superarse . Una linda generacion Santafesina que terminó con hegemonía del peronismo .
Cada día más gorila . Siempre del lado de Doña Rosa.