Los tiempos cambiaron y la sociedad también. La gran mayoría no le perdonará la traición como lo hizo en los casos que nombré. Los hinchas cambiaron aún más. Pero lo que no cambiará nunca es ese gen traicionero de aquellos que argumentando su "profesionalismo" se cagan en el sentimiento del hincha. Muchos lo traen de nacimiento. Por eso, nunca, pero nunca, hay que enamorarse de un jugador de fútbol...
Impecable todo el post. Más de acuerdo no puedo estar.
Me quedo con esas últimas palabras que cité, que me remiten a su vez a aquel bello texto de Bejuk:
"No te enamores, pibe, de los jugadores.
Te va a doler cuando se quite la camiseta, como quien se desprende el envoltorio de celofán, y mude su profesionalismo a otros colores, lejos de tu alma, empaquetado después de la venta de ocasión. Así son las cosas, andá sabiéndolo.
No te enamores, piba, de los jugadores.
Porque un día, la cara que pintaste en la bandera te va a dejar la tela en blanco, sin retorno, y el casette dirá que el fútbol es así y que esto, para ellos, es simplemente un trabajo, nada personal..."
El gen traicionero existe, es real... los ejemplos sobran. A Rinaldi, Perazzo Giunta, siguieron Ervitti, Saja, Bottinelli... y la lista sigue.
El único que merece nuestro amor es el CASLA.
El resto, los mejores de ellos, no pueden aspirar más que al respeto y la admiración.
Amor, idolatría para estos boludos?
Algunos ya estamos grandes para eso...