Al equipo le hace falta algún hijo de puta con amor propio, un tipo que puede ser buen jugador o no (mejor si lo es) pero que sepa cuándo hay que apretar a los compañeros, pegarle un buen grito y de ser necesario algún golpe, que sea líder de esos positivos que te marcan cuándo ir al frente y cuando retroceder, que sepa "leer" los momentos de los partidos, en lo posible un tipo ya grande (cerca de los 30) con voz de mando, ya casado y con pibes y, si no es mucho pedir, bastante feo.