19 ¿Laburaste? No. Mi viejo es contador público y mi mamá se dedicó a cuidarnos. Estudié acá hasta noveno, y terminé en Villa Lugano cuando me fui a la pensión de San Lorenzo. Me probé con 12 años y me aceptaron, pero como era demasiado chico para desprenderme de mi familia, entre los 12 y los 14, mi madre me llevaba martes y jueves, dos horas y media de ida, me esperaba, y me traía, otras dos horas y media de vuelta. Y los domingos iba a jugar. Gabriel Rodríguez, el coordinador general, nos dio esa posibilidad.
20 Una santa tu mamá. Me pasaba a buscar por el colegio, me llevaba a Buenos Aires, me esperaba, y estábamos de regreso a las 9 o 10 de la noche y, además, si tenía que preparar algo para el colegio pasábamos por la casa de algún compañero. Imaginate el esfuerzo de mi vieja, que también tenía que ocuparse de mis hermanos. A esa edad, además, es impensable saber si vas a llegar a Primera o no.
21 ¿De qué murió? Tuvo un paro cardíaco. Sufría diabetes, siempre estuvo con tratamiento y estaba controlada, por eso fue inesperado. Fue un golpe bajo, durísimo para mí, si tenía apenas 14 años. Fue muy feo además. Ese fin de semana había venido a Arrecifes, me fui a jugar con mis amigos y cuando volví a casa, mi vieja estaba planchándome la ropa que tenía que llevar a Buenos Aires. En un momento no venía, no venía, fui a ver qué pasaba y estaba tirada en el piso del quincho, pobrecita. Llamamos a la ambulancia, pero no hubo manera. Era muy joven, tenía 45 años.
26 ¿De pibe eras hincha de Boca? Mi papá es de Boca y con sus amigos y unos 5 pibes nos subíamos a una Trafic e íbamos a la Bombonera. Nunca me sentí un hincha fanático, sí disfrutaba mucho ir a la cancha; mi mamá era de River, pero no podía hacer demasiado (risas). Ahora, cuando llegué a San Lorenzo y empecé a defender la camiseta, me hice de San Lorenzo, incluso los duelos con Boca en inferiores eran a muerte, y ahí sos hincha de la camiseta que defendés. Y hoy me siento hincha de San Lorenzo más que de ningún otro equipo de mi país.