Al mandarlo a presentar de urgencia esa denuncia, vacía de contenido, con la promesa de cientos de horas de escuchas con las pruebas que al final no existían, lo metieron en un callejón si salida. A partir de su presentación en el Congreso iba a quedar en evidencia como un perfecto imbécil, que luego de años de recibir guita (mucha), personal, recursos, etc., no sólo no avanzó ni un tranco de pollo, sino que terminó presentando ese disparate jurídico. No iba a poder vivir con semejante vergüenza encima.