Acá tardó 500 partidos en hacer un gol (golazo, eso sí).
Encima pateaba siempre de afuera el hijo de mil puta, en vez de seguir la jugada o darsela a alguien que por lo menos la tire cerca del arco. El 99% de esos tiros pasaba, como cerca, a 5 metros del travesaño.
Si vamos a llorar por este, qué mal estamos. Jugó y, en su momento, cumplió en su posición. Que le vaya bien.