Hoy se cumplen 70 años del debut oficial con la azulgrana de René Pontoni, probablemente el mejor jugador de la historia de San Lorenzo de Almagro. Arribó al Ciclón desde Newell's (club del que es el quinto goleador histórico, con el promedio de gol más alto de la historia leprosa), para formar junto a Armando Farro (llegado desde Banfield, debutó el mismo día que Pontoni) y Rinaldo "Mamucho" Martino (rosarino, estaba en San Lorenzo desde 1941), el "Terceto de Oro", que brillaba en una "delantera de seda" completada por Imbellone y Silva (sí, cinco delanteros), considerada de las mejores de la historia del fútbol argentino. Comandando al Terceto o Trío de Oro, Pontoni obtuvo de manera formidable el campeonato de 1946. San Lorenzo convirtió noventa goles en aquel torneo (veintiún goles más que Rosario Central y R*cing, los que más anotaron detrás del Ciclón), finalizando con un promedio exacto de tres goles por partido. Tras el título, el equipo realizó una gira por España y Portugal, donde goleó a las selecciones locales, al Porto y venció a otros tantos más. Provocó una revolución en el fútbol español, hasta tal punto recordada, que el principal diario deportivo de España, Marca, rememoró el paso de aquel equipo en ocasión de la obtención del Mundial 2010 por la selección española. "Ponga usted la cantidad que desea. El Barcelona lo quiere [a Pontoni] a cualquier precio", le dijo José Samitier, técnico del Barça, a Domingo Peluffo, presidente de San Lorenzo. "Si lo vendo, los socios me matan cuando regresemos a Buenos Aires", respondió el mandamás de Boedo.
Pontoni fue figura estelar en los años '40, la década de oro del fútbol argentino, cuando este fue probablemente la mayor potencia futbolística del mundo. René vistió la camiseta del seleccionado argentino en 19 partidos (marcó 19 goles), y conquistó tres títulos: los Sudamericanos (actual "Copa América") del '45, '46 y '47, todos mientras era jugador del Ciclón. El tamaño de su figura queda de manifiesto en estas palabras de Alfredo Di Stéfano, al recordar su primera convocatoria a la selección argentina: "Me puse a saltar enloquecido arriba de la cama y mis viejos no me podían atajar de tanta euforia... Yo en la selección, y entre los primeros cinco. Y suplente de Pontoni. Con el solo hecho de que René me dejara llevarme los botines yo ya estaba regalado". La Saeta Rubia lo consideraba entre los mejores futbolistas que había visto y enfrentado en su carrera.
Pontoni decía que "el fútbol, en cualquier época, debe saberse jugar. No es producto de laboratorio, es el resultado de una pasión, que se siente y se vive".