Lo más bizarro es que Diego Díaz hizo las inferiores en San Lorenzo, lo dejaron libre y (como sucedió recientemente con Castro y Viola) lo volvimos a comprar después de haber sido el goleador de la "D" jugando para Riestra...
En San Lorenzo sólo jugó 2 partidos, contra GELP en La Plata y contra Chaco For Ever en Ferro. En ambos fue un desastre; ni siquiera llegó a completar los 90 minutos...
Hizo 10 goles jugando en primera para Platense, aquel que le convirtió a Passet esa noche de mierda (me acuerdo que entró reemplazando a Coudet) no fue el único.
Perdimos 2 a 1 Lucas. Ibamos ganando 1 a 0 con gol de Balín Bennet; empató Maisterra y lo dieron vuelta con el gol de Diego Díaz, en el segundo tiempo.
http://edant.ole.com.ar/notas/2007/03/28/01388998.html�Qué explicación le encontrás a este San Lorenzo?
�El mérito de Ramón es enorme, y eso que no le trajeron la cantidad de refuerzos que pretendía. La mano del entrenador se ve en el trabajo psicológico. Ramón tiene contentos y enchufados a los jugadores. Les dio una idea de juego y les quito presión.
�Lo ves candidato?
�Soy optimista, pero hay que tener tranquilidad y conciencia de que no nos sobra nada. Si el plantel se la cree, pierde. Por ahora tienen el overol puesto.
�Cómo llegás a jugar en San Lorenzo?
�Yo vivía dentro de la ciudad deportiva. Me fui a probar en 9, 8, 7, 6 y siempre me echaban, pero sólo me probaba en San Lorenzo. En el club también se entrenaba Riestra, y un día, un empleado de ahí me invito a jugar. Y fui. Estuve tres años, del 86 al 88, jugaba de cinco, el puesto que no tendría que haber cambiado nunca. Pero en Riestra me pusieron de nueve porque había faltado uno. El DT de Primera me dijo que iba a trabajar con ellos y no supe cómo decirle que era cinco...
�Entonces?
�Mal no me fue. El último año en Riestra hice casi 30 goles y casi me voy a jugar a Nacional de Montevideo.
�Y? Qué pasó?
�Se llevaron a Julio César Dely Valdés, que estaba en Deportivo Paraguayo. Entonces, vino un amigo y me dijo que había hablado con el Bambino y que me fuera a probar. Pero no quería ir más, por vergüenza. No sostuve el no y fui. Después de un mes, el Bambino recomendó mi contratación. Me compraron por 6.000 dólares y de entrada me robaron 900... Un dirigente me dijo: "Si reclamas el 15% volvés a Riestra. Vos hacé goles, que vas a cobrar muchos 900". Me la banqué.
�Cumpliste tu sueño.
�Sí, pero nunca lo pude asimilar. Fue demasiado ponerme esa camiseta. Jugué tres partidos. Contra Chaco For Ever entré a la cancha y dije: "Tengo que hacer un gol en ese arco y saltar los carteles". Pero fui un desastre, porque no pude superar el hecho de que una semana atrás estaba dentro de la hinchada. Igual me sirvió porque de San Lorenzo no volví a la D, pasé a Platense.
�Y cómo llega la TV?
�Entré a Ritmo de la noche con la idea de comentar fútbol. Por esto, mi carrera entró en un tobogán.
�Te perjudicó?
�Los últimos tres años de jugador fueron compartidos con la televisión. Las jodas que se hacían en el programa de Tinelli a mí me instalaban como un tipo que vivía de joda, entonces entrenadores y dirigentes pensaban: "Este pibe no duerme, vive con 20 minas, no es profesional".
�Enfrentaste a San Lorenzo. Cómo fue?
�Y... le hice un gol en el año 94, jugando para Platense en el Gasómetro. Hacía 39 años que no le ganaba de visitante. Encima era la primera vez que pisaba esa cancha, en la que habíamos puesto plata mi hermano, mi viejo y yo, en las colectas. Y me toca hacer un gol en el minuto 88 y ganar 2-1 con un gol mío.
��Y el título del 95?
�Antes del partido con Central, me presenté en Platense a concentrarme de ojotas. Con la excusa de que tenía ampollas y me dolían los pies, me automarginé porque sabía que después de eso dejaba el fútbol. Me fui a Rosario con el grupo de Tinelli. Ese día, el línea me pidió: "Diego, usted es jugador, dígale a Tinelli que no entre".
�Y entraron todos.
�Sí, fue una fiesta. Estaba a cinco metros de Ortega Sánchez. El Beto me decía: "Diego, somos campeones, somos campeones" y yo le contesté: "Dame la camiseta, por favor", y no levantaba los brazos. Para cuando lo hizo, me comí trompadas, patadas y a la mierda con la camiseta de Ortega Sánchez.