"San Lorenzo ya volvió..."
Es 15 de noviembre, y la ansiedad de los hinchas de San Lorenzo es cada día mayor. El sueño, nuestro gran sueño, está cada día más cerca. Falta una semana, tan solo una semana, para que lo que soñamos hace años se haga realidad: el 22 de noviembre de 2012 (22N para nosotros) la Legislatura Porteña va a votar el Proyecto de Ley de Restitución Histórica que nos va a devolver el lugar del que nunca tendríamos que habernos ido.
Pero puede ser que hoy no sea un día más. Son las seis de la tarde y estoy en mi casa con mi novia, pero hay algo que hace que no le preste la atención de siempre. Hace horas que por las redes sociales no para de correr un rumor que no puede pasar desapercibido para ningún hincha de San Lorenzo. “¿22N o15N?”, “Atento cuervo, en un par de horas capaz tenés que salir corriendo para el centro”
Ilusión, nervios, incertidumbre, ansiedad… Hasta que mi viejo viene a mi habitación para decirme que agarre lo que tenga que agarrar y vaya corriendo al auto, que nos vamos a la Legislatura. No, no podíamos quedarnos con la duda. Si había una mínima posibilidad de quese adelantara la votación, ahí teníamos que estar. Agarro el celular, las llaves, me pongo la camiseta, y le agradezco a mi novia por entenderme que “voy a dejarlo todo para ver al Ciclón”, como dice la canción.
Muchas emociones juntas, tal vez para muchos injustificadas, pero los hinchas de San Lorenzo (y también los que hace años vienen escuchándonos hablar siempre de lo mismo) entendemos muy bien por qué estamos tan excitados y confundidos. ¿Qué significa que hoy se vote la ley? ¿Por qué la votación de una ley hace que esté pensando en largar todo e irme corriendo, como si fuera una final (o más que eso)?
Es que hace más de 30 años, en 1979, San Lorenzo perdió su verdadera cancha en su lugar de origen: el Gasómetro de Boedo. Hace más de 30 años que la nefasta dictadura, la que se robó 30.000 almas, la que se robó la esperanza y la vida de tantos argentinos,se robó también parte de nuestra Historia, parte de nuestra Identidad. Fue el Brigadier Osvaldo Cacciatore, intendente de facto de la Ciudad de Buenos Aires, quien se encargó de sacar a San Lorenzo de su barrio, quitándole a los vecinos de la ciudad un importante centro social y cultural. Con la excusa de la supuesta necesidad de abrir dos calles que atravesarían al Gasómetro, y de construir en ese terreno una escuela y un complejo de viviendas, se presionó a los dirigentes para malvendérselo a una empresa fantasma que terminaría vendiéndoselo a Carrefour.
El resto es historia conocida: San Lorenzo se quedó sin cancha y salieron a la luz las verdaderas intenciones del gobierno y de los corruptos dirigentes del club. ¿Se abrieron las calles? ¿Se construyeron las viviendas? Por supuesto que no. Al contrario, se anularon las ordenanzas que hablaban de la apertura de calles y se cambió la zonificación que prohibía la construcción de cualquier tipo de centro comercial. Ya no va a rodar la pelota en ese imponente estadio de futbol, que desde 1916 fue el escenario de grandes equipos azulgranas, y donde también fue local por décadas la Selección. Ya no va a existir ese templo del deporte argentino, donde se practicaba desde básquet y tenis hasta bowling, ajedrez y tiro. Los porteños yano van a tener más ese preciado lugar de reunión, el de la increíble biblioteca y el jardín de infantes debajo de las tribunas, el de los multitudinarios carnavales donde pasaron Sandro, Serrat, Troilo, Olmedo… Nunca más… ¿o sí?
Es por eso que estamos mi viejo y yo yendo a la Legislatura, hablando de los tantísimos momentos que mi papá vivió con el suyo en el Gasómetro, así como también de las historias que le contaba mi abuelo. Es por eso que estuvimos a la Legislatura en varias ocasiones, cuando fuimos 2.000, 20.000 o 40.000. Y es por eso que ese inolvidable 8 de marzo inundamos la ciudad con nuestros colores, cuando llenamos la Plaza de Mayo con más de 100.000 cuervos para mostrarle al mundoque tenemos que volver a Boedo, que vamosa volver a Boedo.
Después de un viaje record, digno de una nave espacial más que de un auto, bajamos y corremos a la Legislatura. En el piso hay todavía algunos volantes en contra de nuestra causa, prueba de la movilización que habían protagonizado unos pocos empleados de Carrefour, junto a algunos hinchas de Huracán. Pero los gritos que escuchamos alcanzan para darnos cuenta quiénes van a escribir la historia este 15 de noviembre: “Acá está la Gloriosa Hinchada de SanLorenzo, la que no tuvo cancha y se bancó el descenso…”
Ya en la puerta de la Legislatura, me separo de mi viejo, que entra al edificio con sus compañeros del medio partidario San Lorenzo TV. En cambio, yo me sumo a los ya cientos hinchas de San Lorenzo que con banderas y cantos llenan de ilusión la noche porteña. “A ver si lo escuchan, a ver si lo entienden, la Vuelta a Boedo la banca la gente”.
Con el ritmo de una canción de Callejeros, la gente resume por qué está en la Legislatura: “El sueño de volver a Boedo tengo hacemuchos años, al barrio donde un día un milico nos desterró. Por más que elperiodismo no quiera ya lo estamos logrando, volverá tener una cancha la detablón.”
Con el pasar de los minutos los cientos se convierten en miles. Cada vez va llegando más gente. Por acá un amigo llega corriendo de la facultad, por allá está lleno de señores de traje que volaron del trabajo a la Legislatura. Ahí vienen dos amigas que se levantaron de su asiento del cine apenas se enteraron de la noticia, dejando la película por la mitad, para tomarse el remís más caro de sus vidas. Mientras tanto, escucho que un par de pibes cuentan como dejaron a su equipo con dos menos. “Qué me importa si se enojan, este es el partido más importante de nuestra historia, mirá si iba a faltar”, dice uno de ellos. Basta mirar a mi alrededor para comprobar que el “nunca me voy a separar de vos porque te quiero…y te juro que no voy a parar hasta volver a Boedo” que suena en la calle Perú es más que una simple rima de tablón: es una promesa hecha canción.
Entre canción y canción, entre abrazo y abrazo, lo que era un rumor se convierte en noticia. Como dije más arriba, yo tenía un informante de lujo adentro del recinto de la Legislatura, que memandaba mensajes ante cada novedad: “Enun rato se vota, dicen que están Lammens y Tinelli reunidos con loslegisladores. Dicen que si les aseguran que se va a negociar con Carrefour yque los empleados no van a quedar en la calle, aprueban la ley”. La noticia corre de boca en boca. No solo cada vez somos más, también cada vez nos hacemos escuchar más, convencidos de conseguir lo que fuimos a buscar: “Ya lo veo, ya lo veo, esta noche volvemos aBoedo”.
Lo que empezó siendo una locura del historiador azulgrana Adolfo Res, esa locura que se fue contagiando de cuervo a cuervo, puede dejar de ser más que eso. Las cargadas de las otras hinchadas (“cuervo, ay que tarado, fui a tu canchay me encontré con un mercado”, o el famoso “¿de qué barrio sos San Lorenzo, de qué barrio sos?”) están por quedar atrás.
Pero la verdad se decidirá puertas adentro. Está en manos de esos cincuenta legisladores que esta utopía se convierta en realidad. Son cincuenta manos que tienen que levantarse, para que los miles de corazones de los que estamos acá afuera se levanten también, para que salten de alegría. Para que millones de corazones recuperen la esperanza, para que millones de cuervos recuperemos nuestra identidad. Cincuenta manos alzadas para que el reclamo sanlorencista sea ley. Cincuenta manos alzadas para que la democracia argentina le meta otro gol a la dictadura genocida, a las multinacionales explotadoras. Ellos saben que esto es más que un reclamo futbolístico, más que un reclamo por la expropiación de un terreno usurpado por un supermercado francés, para construir un estadio de futbol, una escuela, un centro médico, un espacio verde para el vecino. Ellos saben que esto es mucho más, saben que es un grito que sale de nuestro corazón como hinchas de San Lorenzo, pero también de nuestro corazón argentino, de la herida abierta por la dictadura, que todavía sangra. Y mucho. No pedimos misericordia, ni pedimos que nos regalen nada, pedimos justicia. Ellos lo saben, pero nosotros se lo recordamos con un fuerte “le digo al gobierno que nos restituya lo que nos robaron en la dictadura… va a volver, va a volver, San Lorenzo va a volver”.
Pero cerca de las 23, el silencio se apodera de todos. Adentro, los legisladores están votando la tan ansiada ley. De repente, el silencio termina, con el estallido de felicidad que se escucha desde adentro. La ley dejó de ser un proyecto. La utopía se convirtióen realidad. “San Lorenzo ya volvió, San Lorenzo ya volvió… se lo dedicamos a todos los que preguntaban ¿de qué barrio sos?”
Entre lágrimas y abrazos interminables, arranca una caravana que se dirige a Avenida La Plata, a la Tierra Santa donde con tanto esfuerzo volvemos. Algún desprevenido que vea tanta caravana, tanto festejo, tantos bocinazos, tantos abrazos y lagrimas,tanto canto y bandera al viento, puede preguntarse, ¿qué pasó? ¿San Lorenzosalió campeón? No… ¡¡¡SAN LORENZO YA VOLVIÓ!!!