http://www.elgrafico.com.ar/2017/07/06/C-24977-jorge-rinaldi-100x100-un-gol-es-un-orgasmo-me-parece-demagogico-no-festejarlo.phpJorge Rinaldi, 100x100, “un gol es un orgasmo, me parece demagógico no festejarlo”
- por Diego Borinsky: 06/07/2017 -
El fútbol de ayer y de hoy, Icardi, el periodismo, San Lorenzo, Boca, Europa, Menotti, los barras, los inicios, el retiro, Bilardo y la Selección: temas y más temas en la boca del ex jugador santo.
1 ¿Quién es Jorge Rinaldi? Un ex jugador de fútbol, un utópico que cuando tenía 20 años decía las mismas cosas que ahora, a los 54, y piensa en que se pueden cambiar las cosas.
2 ¿Qué cosas? Sigo creyendo que alguna vez nos vamos a educar, aunque a veces te entregás y decís “esto no cambia nunca más”. Cuando en 2002 fui a San Lorenzo como coordinador, llevaba 6 años laburando en Clarín, y me pareció poco ético seguir escribiendo. Julio Marini, el director de Deportes, me dijo: “¿Estás seguro de irte? Mirá que el año que viene te vas a dar cuenta de que las cosas no se pueden cambiar”. Me fui pensando que se podían cambiar desde adentro, pero Marini tenía razón, es difícil cambiar el sistema del “todo vale”.
3 ¿A qué llamás el “todo vale”? Con el tiempo las cosas cambian, y uno se va aggiornando: la tecnología, la televisión, el celular, pero hay otras cosas que no tienen nada que ver con aggionarte. La ética, la moral, lo que está bien y lo que está mal. En mi época, un técnico que iba a la cancha de un equipo que tecleaba, era mal visto. Hoy, un técnico renuncia y firma con el de enfrente, que compite por no descender, y no pasa nada. Por eso soy un utópico y la gente que lea esta nota dirá: “Este es un boludo”. Y está bien que piense eso: soy un boludo. Un boludo que me mantengo en mi boludez.
4 ¿Quién te puso Chancha? Carmelo Faraone, el técnico que me llevó a la Primera de San Lorenzo. Yo jugaba los torneos de GEBA, y Carmelo me tenía visto de ahí, y conocía a mi familia. Al mismo tiempo, con edad de Sexta, jugaba en la Reserva. En ese momento nos cambiábamos Primera y Reserva en el vestuario de los grandes y un día, al terminar mi partido, Carmelo me agarró la panza de costado y me dijo: “Chanchita”. Lo miré: “Chanchita sí, pero no toqués”. ¡Era el técnico de la Primera eh, y yo tenía 17 años! Después, le dijo a mi viejo: “Tu hijo menor me pegó una parada de carro tremenda”. Mi hermano Osvaldo ya jugaba en Primera.
5 Ahí nomás te hizo debutar… Estaba en quinto año y un día, al venir del colegio, mi hermano me dice: “Tenés que pedir permiso en el cole porque Carmelo dijo que desde el martes empezás a entrenar con nosotros”. Ahí empezó con La Chancha, por Larrosa, que tenía ese apodo y que después fue mi compañero.
6 ¿No te molestaba? Noooo, nunca me molestó. También me decían Gordo. Es más: voy a empezar a mandar cartas documento retroactiva con el Inadi por discriminación (risas). A mí me encantaba el chocolate. A mí y a varios más ... pero no voy a dar nombres (risas). A los 17 años me costaba dar el peso, jugaba con 81 kilos, pero en España me cambió el metabolismo, y al volver comía de todo y jugaba con 76 o 77. Hoy me siento bien.
7 ¿Quién tiene mejor puesto el apodo, vos u Ortigoza? Ahhhh, no sé. Ortigoza me parece un jugador espectacular, totalmente diferente. Yo prefiero un gordo como Ortigoza a un musculoso que la patee a cualquier lado.
8 ¿Fumabas como jugador? Sí, la mayoría de mi época fumaba, pero éramos resguardados, nunca lo hacíamos en el vestuario o delante del técnico, porque es una irrespetuosidad. Ahora, si no podés aguantar 45 minutos para llegar al hotel y fumar ahí, bueno... Lo de Osvaldo me pareció una trasgresión preparada. Y las trasgresiones preparadas no son trasgresiones.
9 ¿Estaba bien puesta tu etiqueta de rebelde y conflictivo? ¿Cómo si estaba? ¡Está! Bien puesta, sí. Muchos creen que el fútbol debería manejarse como en un rango militar y no es así. Puedo pedirle explicaciones al técnico, siempre que sea con educación, y el técnico le puede pedir al presidente y viceversa. Yo preguntaba, no era corporativo, y eso resultaba chocante para muchos. La gente prefiere que vos le digas “está bien lo que hiciste”, aunque por adentro pienses “este está loco”, a que les digas “te equivocaste”. Yo voy por la segunda.
10 ¿Laburaste de algo de pibe? Dios dijo: “A este gordo vamos a darle un talento con la pelota porque va a ser un vago” (risas). No laburé, si debuté en Primera estando en quinto año. El director del colegio, Alonso de apellido, era un tipazo, muy futbolero, y cuando le fui a plantear que debía entrenar, me dijo: “Ni lo dudes, andá y vení cuando estén los exámenes”.
11 ¿De quién eras hincha y quién era tu ídolo? De Racing, y me gustaba Perfumo. Mi viejo había comprado un tero para tenerlo en el jardín y le pusimos Perfumo. Ya de grande, se lo conté a Roberto, y lloraba de la risa. Mi viejo y mis tíos eran todos de Racing. Cacho Giménez, que me veía jugar en GEBA y lo conocía a mi viejo, le comentó que me llevara a Racing, pero justo en el interín se armó una prueba en San Lorenzo, en el estadio, y como antes no te dejaban pisar nunca el campo, ni lo dudé. Era para contarles a mis amigos que había pateado en el Gasómetro. Jugué 10 minutos y me aprobaron. Y Cacho se lo recriminó toda mi vida a mi viejo.
12 ¿Cuándo te hiciste hincha de San Lorenzo? Walter Serra, gran amigo, me jodía siempre: “Te vas a hacer hincha de San Lorenzo, vas a ver”. Yo le decía que no. Después, empezás a defender la camiseta en inferiores y vas a ver los partidos. El Gasómetro era muy cómodo, llegabas con cualquier colectivo. Con 13 años, íbamos siempre con mis amigos, con el carnet de jugador, hoy es impensado. Le mentíamos a nuestros viejos y nos íbamos a Banfield, a Quilmes en el tren, nos cagaban a piedrazos, una locura. Y un día, en el 78, cancha de All Boys, ganamos 2-1 con gol sobre la hora del Lobo Fischer, y terminé trepando el alambrado gritando el gol. Y Walter, desde abajo, me dice: “¿Viste que te ibas a hacer cuervo?”. Tenía razón.
13 ¿Qué era lo más llamativo del Gasómetro? Todo. Recuerdo esas tardes de invierno en que terminábamos de entrenar en la Ciudad Deportiva y nos veníamos para ver un partido de básquet, o de sóftbol. Los domingos entrábamos a ver los partidos y enseguida había un kiosco en el que te vendían unos chorizos a la pomarola terribles, eran bombas atómicas. Y vos encima le decías “ponele un poco más de salsita”, ja, ja. Si ahora llegamos a comer esos chorizos, salimos volando.
14 Jugaste el preliminar del último partido, ¿no? Sí, en diciembre del 79, 0-0 con Boca, jugué en la Reserva. El técnico era Bilardo, que me había llevado a la Primera, pero como tuve hepatitis, bajé. De no haberla sufrido, quizás hubiese debutado antes, y con Bilardo. Lo hice al año siguiente. Jamás imaginamos que podía ser el último del Gasómetro, era impensado.
15 ¿Fuiste alcanzapelotas? Sí, y nos metíamos en el entretiempo a patear al arco y nos echaban, para mantener bien la zona de las áreas. Alcanzar pelotas era un sueño, que te tocara la cabeza un jugador no te lo olvidabas más.
16 ¿Qué recordás de tu debut? Fue el 30 de agosto de 1980, un 0-0 con Independiente, última fecha del Metro. San Lorenzo se había salvado del descenso una semana antes, me marcó Clausen. Mi sensación fuerte se dio en el partido siguiente, en el arranque del Nacional, contra Cipoletti de Río Negro en cancha de Huracán, donde hacíamos de local. Ganamos 1-0 y anduvimos bien. Al otro día fui al colegio, compré el diario y el título grande de Clarín era: “Solamente la media hora del Rinaldi chico”. Te imaginás cómo entré al colegio, ¿no? Después casi no jugué en el 81, porque Cocco trajo como 50 jugadores para Primera y Reserva, y recién me afiancé en el 82, en la B.
17 ¿Y qué te acordás del día que descendieron? El 15 de agosto de 1981. Fue patético. Se hizo todo lo que se tenía que hacer para que nos fuera mal. Una consecuencia lógica, pero impensada a la vez. En la última fecha nadie imaginaba que nos podíamos ir. Había dos equipos abajo en la tabla que debían ganar, a nosotros nos alcanzaba con el empate y sin embargo, se dio todo en contra. Me quedó grabada la charla técnica de Lorenzo, cuando habló de Alles, el arquero de Argentinos: “Es malísimo, grandote, malo abajo, malo arriba”. Se atajó todo, incluso un penal, fue el héroe. Desde entonces, siempre repito: “No hables nunca del arquero rival”.
18 Vos no jugaste esa tarde… No, Lorenzo me limpió en el micro. Yo era un pibe, y al Toto no le gustaban los pibes. Estaba seguro de que iba al banco, porque no había delanteros, salvo Perazzo. En el micro me llamó el profe Fernández, un tipo muy macanudo, y me devolvió la cédula. Pensé que me estaba jodiendo... Después se comentó que al haber un premio especial por salvarnos, el Toto habría dicho que como mi hermano jugaba, si lo hacía yo, nos íbamos a llevar un premio doble, qué sé yo, y quedé afuera. Igual, te repito: nadie pensaba que San Lorenzo se podía ir al descenso. Era imposible.
19 ¿Qué hiciste? Lo vi en la platea. Me preocupé cuando Alles atajó el penal, después el Hueso Glaría hizo un penal boludo y el Loco Salinas metió el 1-0. A partir de ahí fue todo sufrimiento. Me volví con amigos caminando por la avenida Avellaneda en un silencio absoluto, hacías así (chasquea los dedos) y se escuchaba. Mucha gente llorando en ese silencio…
20 Y casi no participás del ascenso, ¿no? Al descender, cambió la Comisión y Lorenzo se mantuvo en el cargo. Hicimos un buen Nacional y para el 82 empezó a traer sus jugadores. Ya había echado a Walter (Perazzo), que se fue a Estudiantes, y un día nos llamó a su habitación a Rubén (Insúa) y a mí y nos dijo que no nos quería más en el club. Le contesté que era jugador de San Lorenzo, y que si no me quería más, me iban a tener que vender. No me daba bola en los entrenamientos, pero por suerte, el profe, Julio Santella, se portó muy bien conmigo y me mantenía en forma, él sí me daba bola.
21 ¿Cómo se destrabó? En ese verano me empezó a llamar Bilardo para llevarme a Estudiantes, también me querían de Independiente, fueron los dos equipos que pelearon el título, pero de golpe Lorenzo nos puso para ir a la pretemporada. Con Rubén éramos los pibes del club, no sé si recibió presiones o qué. Una tarde, compré la Sexta de La Razón con la frase de Lorenzo: “Rinaldi es imprescindible para salir de la B”. No entendía nada. Arranqué en el banco y a los tres partidos empecé a jugar.
22 ¿Qué fue lo que más te impactó de esa campaña? Ahhh, la gente. Yo sabía que había una locura generalizada, pero en el primer partido contra Gimnasia en Ferro, me asomé antes de empezar, y no podía creer la gente que había. Una locura. Se batieron récords, hasta El Gráfico hizo notas a sociólogos y encuestas preguntándose si el sábado no era el día del fútbol, algo que ahora parece una gilada pero antes estaba instalado que el sábado era del ascenso y el domingo de Primera.
23 Fue el único momento en que jugaste con pelo corto. Porque me tocó la colimba a principio de año. Me llegó la cédula de citación a la vuelta de un gran partido contra Boca en Mar del Plata. La colimba era un auténtico dolor de huevos. Eliminarla fue lo mejor que se hizo en el país en los últimos 30 años. Fue defender de verdad a la gente joven, porque te forreaban, te basureaban.
24 ¿Cómo hacías para jugar haciendo la colimba? No tenía ningún contacto para zafar, y me tuve que presentar al día siguiente de un 4-0 a Atlanta en el que jugué extraordinario. Hice la instrucción en Campo de Mayo, de eso no se salvaba nadie, y tuve la suerte de que me tocó un subteniente, de apellido Kitayima, ese nombre no me lo olvido más, que me dijo que no sabía nada de fútbol pero que al comentar en su casa, como el padre era fanático de San Lorenzo, le había dicho: “Si le pasa algo a Rinaldi en la colimba, te mato”. Iba un par de días a Campo de Mayo y me dejaban salir, hasta que explotó lo de Malvinas y me dieron licencia hasta la baja.
25 O sea que podrías haber ido a Malvinas… La mayoría que fue a las islas era del 62; yo era 63, aunque del interior fueron del 63, o sea que me podría haber tocado.
26 ¿Es cierto que lo ayudaste a Monzón a ganar sus peleas? Siempre me encantó el boxeo, y viví una época con grandes peleas y campeones. En algunas de Monzón, me iba entre round y round a rezar a la pieza de mis viejos y volvía. Ya era un boludo grande, eh (risas). Se paralizaba el país, como con las carreras de Reutemann. Muchos lo habrán olvidado, pero acá se pasó un Boca-River a la mañana porque al mediodía Reutemann podía ser campeón del mundo, 1981.
27 ¿Cómo viviste lo que le pasó a Monzón después? Acá mezclamos todo. Cuando Monzón mató a su mujer, le gritábamos “dale campeón”, una locura. Para mí, Freddy Mercury fue la mejor voz que escuché, no sé qué hacía con su vida, pero no juzgo, no me importa. Dicen que Icardi no le cae bien al grupo y yo qué sé cómo son los demás, yo miro al jugador de fútbol, si no, tengo que estar investigando a cada jugador a ver si hizo esto o lo otro.
28 ¿Te acordás de la producción de Los Intocables, con Gatti, Bochini, Bianchi y Gareca? Seeee, es una de las fotos que más orgullo me da: estaban los indiscutidos de cada club. Creo que faltó el Beto Alonso de River. Sé que no alcancé el nivel de los otros, pero sí estuve en el mismo escalón como indiscutido. La primera vez que fui a la Selección, me estaba duchando, y escucho de atrás: “Gordo, ¿tenés shampoo?”. Me doy vuelta ¡y era el Beto Alonso! Yo no soy hincha de River, pero ¡el Beto Alonso era! Esas cosas nunca me las olvidé. Se hizo en Puerto Madero, cuando era un páramo. Las ametralladoras eran de madera.
29 “El grupo sabe”. Noooo, eso fue una ridiculez de Bilardo. Lo declaró cuando me desafectó de la Selección, una manera de dar a entender que pude haber hecho cualquier cosa. Son las bajezas del fútbol.
30 ¿Por qué te “limpió”? Porque con Bilardo nos veníamos peleando hacía rato. El me acusaba de ir cuarto en la fila de los entrenamientos, una estupidez total: siempre habrá un primero, un segundo y un cuarto, si no, iríamos todos juntos, un poco difícil. Le discutía eso. Le decía cosas que a él que no le gustaban escuchar.