Bassedas en Vélez y Francescoli en River, son otros dos ejemplos de buenos manager. No todos son ñoquis. Hay algunos que se preparan y otros que no, y el Pipi es el claro ejemplo de uno que no se preparó nunca.
A Francescoli se le fueron Rojas, Vangioni, Sanchez y Barovero por contrato en su mejor momento después de ganar la Libertadores perdiendo por lo menos 10 millones de dólares. Todo por no hacer su laburo y sentarse a negociar contrato más temprano.
En Argentina en la gran mayoría de los casos, el manager le sirve a los presidentes para que se nieguen a traer jugadores a los que creen que no les da el piné, o no les cierra el negocio, para jugar en el club. Pero te lo dice Romagnoli que ganó todo con esta camiseta, no yo que tengo una bodega.
O bien sirve como fusible, como en Central, ahora pelean en promedios y en lugar de que se vaya el presidente o que lo puteen a él, salta el tapón del manager y a empezar otra vez.
Lo ideal sería que el manager se encargue de la compra de jugadores jóvenes con potencial o de oportunidades baratas por tipos desocontentos en clubes del exterior, dosificando las compras y ventas para que el plantel no se desarme totalmente.
En un club con un manager así, no llegarían Castellani, Rentería o Damian Perez.
Lo ideal para nosotros ahora que tenemos que hacer un estadio, es comprar jugadores menos de 20 años y juntarlos con los que salen de inferiores, más algún experimentado con DTs formadores, todo esto por 5 años por lo menos.