- No, esto no es real. No son reales. Tú no eres real.
- ¿Qué? ¿Tú sí? ¿Hay algo que sea real? O sea, mira esto ¡míralo! Es un mundo construido sobre la fantasía.
Emociones sintéticas en forma de pastillas, guerra psicológica en forma de publicidad, químicos que alteran la mente en forma de comida, seminarios que lavan el cerebro en forma de prensa, burbujas aisladas controladas en forma de redes sociales.
¿Real? ¿Quieres hablas de realidad? No hemos vivido nada remotamente parecido desde el principio del siglo. La apagamos, le sacamos las baterías, comimos una bolsa de organismos modificados genéticamente y tiramos los restos en el basurero creciente de la condición humana.
Vivimos en casas con marca de corporaciones construidas con números bipolares que suben y bajan en pantallas digitales y nos hipnotizan en el más profundo sueño conocido por el hombre.
Hay que buscar mucho muchacho para encontrar cualquier cosa que sea real.
¡Vivimos en el reino de la mentira! Un reino en el que has vivido demasiado tiempo. No me digas que no soy real, no soy menos real que el maldito pedazo de carne en tu hamburguesa. En lo que a ti respecta... yo soy muy real te guste o no.