El único motivo por el que podría llegar a querer que Gaich se fuera ahora es por la enorme curiosidad que me genera pensar en cómo puede reaccionar la cancha la próxima fecha que juguemos de local, después de la venta. De más está decir que si no hay una sola puteada, reclamo, bandera o lo que fuera, el club está condenadísimo y solo nos separaría de Huracán los colores, el escudo y el nombre.
Igual quizás no llegue a verlo, porque si pasara me cortaría las pelotas y me moriría desangrado.