Que iba para atrás, que se hacía expulsar, que era un jugador falopa...
Gracias por tanto, Gordo. Vos sos un crack en serio. Y lo demostrás siempre, partido a partido. Con tus cambios de frente, tus pases al pie, al pecho, a un toque o a dos, al que tengas cerca o al que tengas lejos, por abajo o por arriba. En los penales, infalible.
Disfruto de verte jugar, y me hace muy feliz que, además, lo hagas con la camiseta que tengo en el corazón. Muchas gracias por quedarte en las malas, por poner el pecho siempre, por nunca esconderte, por jugar solo en un equipo desastrozo, por volver, por ser campeón, por quedarte, por llevarnos a la cima de América y ser parte de esta posible levantada.
Simplemente gracias, Gordo querido. A mis futuros hijos y nietos les voy a contar de vos y tu gol que me dio la alegría mas grande de todas.